MADRID, 17 Jul. (CulturaOcio) -
La jungla de cristal se ha convertido con los años en un título indispensable entre las mejores películas de acción de todos los tiempos. La mística que actualmente rodea al filme de Bruce Willis surge, en parte, de lo inesperado. Y es que en su estreno solo llegó a 21 salas de los Estados Unidos. Verdaderamente cuesta imaginar un blockbuster de este tipo con una distribución tan limitada hoy en día.
Sin embargo, la popularidad de Die Hard -su título original- fue creciendo como la espuma hasta llegar a los 140 millones de recaudación. En España, los espectadores tuvieron que esperar hasta el 30 de septiembre para disfrutar de las aventuras y desventuras de John McClane, pero eso no fue óbice para que tres décadas sus mejores momentos sigan siendo recordados. Aquí están 8 de sus mejores escenas.
"ESTO ES MÚSICA NAVIDEÑA"
Cuando John McClane (Bruce Willis) llega a Los Ángeles, se encuentra con una limusina conducida por el joven Argyle (De'voreaux White). El viaje hasta el Nakatomi Plaza lleva a McClane a descubrir un poco de la ciudad, hasta que Argyle suba la música y suena algo de Run DMC. Sin embargo, John pide un poco de música navideña. El conductor dice que eso ya es música navideña, aunque de una nueva generación. La metáfora perfecta de que La jungla de cristal era un nuevo tipo de películas navideñas.
"GRACIAS POR EL CONSEJO"
Uno de los terroristas se sube a un escritorio bajo el que se esconde John McClane y, muy seguro de sí mismo, le espeta: "La próxima vez que tengas la oportunidad de matar a alguien, no lo dudes". Exceso de confianza, amigo. Como no podía ser de otra manera, McClane lo mata desde abajo y suelta el famoso: "Gracias por el consejo".
EL CONDUCTO DE VENTILACIÓN
La del conducto de ventilación es una escena que habla por sí sola. John McClane arrastrándose por las profundidades del Nakatomi Plaza es un momento imposible de olvidar. Tanto es así que en Fox quisieron recordarlo en el 25 aniversario con un mural que cubría todo su Estudio 8 en la ciudad de Los Ángeles.
LOS PIES ENSANGRENTADOS
McClane descubre desde el principio que seguir los consejos de extraños no siempre es buena idea. Por ejemplo, el de su compañero de vuelo que le recomienda quitarse los zapatos y estirar los dedos cada vez llegue a un destino.
Sin embargo, esto no ayuda cuando se ve rodeado de cristales rotos y del terrorista Hans Gruber. No es fácil ver cómo McClane se arranca los cristales de sus pies, pero son escenas como esta las que hacen de la película original, seguramente, la mejor de la saga.
A MACHINE GUN
En una de sus últimas entrevistas, en 2015, Alan Rickman confesó que estuvo a punto de rechazar el papel de Hans Gruber en La jungla de cristal. Menos mal que no lo hizo, porque nos hubiésemos perdido su ya mítica voz de villano leyendo el mensaje que McClane dejó en la camiseta de uno de sus hombres: "Ahora tengo una ametralladora. Ho-Ho-Ho (Now i have a machine gun)". Seria amenaza, Gruber.
"BIENVENIDO A LA FIESTA, AMIGO"
Aunque La jungla de cristal es la historia de un hombre de acción contra un ejército de terroristas, McClane también necesitaba que le echasen una mano. Igual que Batman tuvo a Robin, John McClane contó con el Sargento Al Powell (Reginald VelJohnson). El personaje aparece más bien al final de la película, pero su aportación es maravillosa e imborrable. Primero John lo asusta dejando caer un cuerpo sobre su coche patrulla y el policía se aleja a toda velocidad mientras McClane le dispara y le grita: "¡Bienvenido a la fiesta, amigo!". Más adelante se conoce la verdadera historia del sargento -adicción a los Twinkies mediante- y ayuda a McClane a detener el ataque terrorista.
EL SALTO
La escena de acción con mayúsculas. John McClane salta desde la terraza del Nakatomi Plaza y, con el edificio preso de las llamas, se suspende ante su fachada solamente enganchado por la manguera contra incendios. Por descabellada que parezca la idea, la escena parece increíblemente real y marcó un hito en la historia del cine de acción, convirtiéndose con el paso de los años en un icono de la saga. Es, además, uno de los pocos momentos en que vemos a McClane con cara de verdadero pánico. Por suerte rompe las ventanas y todo queda en un susto.
"YIPPEE-KI-YAY"
Sin duda alguna, la frase más recordada de la película y de toda la franquicia. "¿En serio cree que puede ganarnos la partida, vaquero?", pregunta Hans Gruber (Alan Rickman). La respuesta de John McClane todavía resuena en la memoria de todos los espectadores: "Yippee Ki Yay hijo de puta". La interpretación más extendida es que la frase hace referencia al argot de los vaqueros, en el que se utilizaría como expresión de júbilo.