MADRID, 26 Oct. (CulturaOcio) -
Netflix ha estrenado El ángel de la muerte, película protagonizada por Jessica Chastain y Eddie Redmayne. El filme está basado en hechos reales y relata la historia de Charlie Cullen, un enfermero que confesó haber matado hasta a 40 pacientes. Un número que, según algunas investigaciones, podría ser mucho mayor.
Nacido en Nueva Jersey en 1960, Cullen era el menor de ocho hermanos. Su padre era un conductor de autobús que murió antes de que Cullen cumpliera un año y su madre, ama de casa, falleció en un accidente de coche cuando él era un adolescente.
Tras una dura juventud, el personaje interpretado por Eddie Redmayne pasó un breve periodo en la Marina y posteriormente se convirtió en enfermero. Cullen trabajó en varios hospitales y residencias de ancianos, en algunos de los cuales fue investigado por mala conducta. Tanto es así que una anciana se quejó de que él entraba a su habitación y le ponía inyecciones, pese a que no era el enfermero que le habían asignado.
Pasó por varios centros médicos en Nueva Jersey, e incluso trabajó durante un tiempo en Pensilvania después de obtener una licencia para ejercer en dicho estado. Se cree que empezó a cometer asesinatos desde finales de los 80 hasta principios de los 2000, pero fue en 2003, mientras trabajaba en el Somerset Medical Center en Somerville (Nueva Jersey) cuando todo salió a la luz.
Florian Gall era un reverendo que estaba recibiendo tratamiento en el hospital. Después de mostrar signos de mejoría, Gall sufrió un infarto y murió. Más tarde se determinó que su organismo tenía un nivel letal de una sustancia llamada digoxina.
Cullen finalmente fue arrestado en diciembre de 2003 y declaró a los investigadores que administraba estas sobredosis para "librar a los pacientes enfermos de su sufrimiento". Admitió haber cometido entre 30 y 40 asesinatos, pero se cree que el número real está más cerca de 400, lo que le convertiría en el asesino en serie más prolífico en la historia de Estados Unidos.
Mientras estaba trabajando en su último hospital, se hizo amigo de otra enfermera llamada Amy Loughren a la que en el filme de Netflix da vida Jessica Chastain. Pero, tras la muerte repentina de dos pacientes, los detectives comenzaron a sospechar de Cullen. Cuando le enseñaron los documentos que mostraban las sustancias que Cullen administraba, ella enseguida supo lo que estaba pasando.
"Se llevó muchos medicamentos letales que no usarías a menos que quisieras matar a alguien", declaró a CBS en ese momento. Loughren comenzó a recolectar pruebas en el hospital e incluso admitió haber intentado manipular al asesino para que confesara. En 2006 Cullen fue sentenciado a 11 cadenas perpetuas y actualmente cumple condena en la prisión estatal de Nueva Jersey.