MADRID, 14 Feb. (CulturaOcio) -
El rico universo postapocaliptico creado por el genio Yukito Kishiro salta a la gran pantalla con Alita: Ángel de combate. Un filme dirigido por Robert Rodríguez y producido y guionizado por James Cameron y cuya trama aborda temas tan vigentes como la inmigración, las desigualdades sociales o la dependencia de la tecnología.
Una dependencia que, "tarde o temprano" llevará a la humanidad a sufrir un colapso tecnológico como el que presenta la película. Así al menos lo cree uno de sus protagonistas, Christoph Waltz, que en el filme interpreta al doctor doctor Ido, un hombre que, siempre con el recuerdo de su hija presente, recuperará a Alita (Rosa Salazar), un cyborg que sufre amnesia, y le dará un nuevo cuerpo con la esperanza de que no recuerde nada de su extraordinario y también traumático pasado.
"Estamos confiando demasiado en la tecnología. Perdemos la cabeza por ella. Es fascinante y también una locura ver lo que podemos llegar a hacer para conseguirla", afirma el dos veces ganador del Oscar en una entrevista concedida a CulturaOcio.com durante su visita a España para presentar el filme. Un encuentro en el que Waltz asegura que ese "hambre insaciable" es algo artificial, "una ilusión creada por nuestra mente" que "no tiene nada que ver con nuestra vida, con nuestras necesidades reales en este mundo".
RICOS ARRIBA, POBRES ABAJO
Ubicada en un futuro postapocaliptico, la historia de Alita se desarrolla en un mundo en el que los ricos viven arriba, en una ciudad suspendida en el cielo llamada Salem, mientras que abajo, en la Ciudad de Hierro, se apiñan los más desfavorecidos. Supervivientes de un colapso global conocido como 'La Caída' que intentan, por todos los medios, conseguir su billete para salir del vertedero y ascender hasta la ciudad flotante.
"No estaba en absoluto familiarizado con la historia ni con el manga... ni tampoco con otros cómics más allá de Ásterix", confiesa el actor de Malditos Bastardos o Spectre que recuerda cómo en Bélgica, una de las cunas del tebeo, se perdió durante un tiempo en una gran tienda de cómics y novelas gráficas. Fue allí donde indagó y exploró la obra de Kishiro para descubrir que "es todo un universo".
Y aunque en la película de Rodríguez la frontera está arriba, en el cielo, y no cruzando el mar, al otro lado de la alambrada o detrás de un muro, Waltz asegura que la "dicotomía" que presenta esta distopía cyberpunk es al menos "tan fuerte" como la que vivimos día a día.
"Ya se trate de una verja, de una pared o de un muro las desigualdades son siempre verticales, porque la opresión se produce de arriba hacia abajo. Los oprimidos siempre están abajo y los opresores encima de ellos, es así por definición", afirma Waltz que no elude los evidentes paralelismos que el filme presenta con la situación de desempleados, inmigrantes o refugiados.
LA PELÍCULA DE ROBERT RODRÍGUEZ
Una historia compuesta por nueve volúmenes y que fascinó a James Cameron, productor y coguionista del filme, que estuvo trabajando durante 20 años en el proyecto. Pero, ante la imposibilidad de compaginar el rodaje con las cuatro secuelas de Avatar en las que trabaja, dejó la dirección del filme en manos de Robert Rodríguez.
"James no intervino para nada en el rodaje, estaba extremadamente ocupado con Avatar. Escogió a Robert para lograr lo que él quería que fuera Alita, incluso le pasó el guión y le dijo: 'Adaptalo a tus necesidades'. Es definitivamente la película de Robert Rodríguez", zanja Waltz.