MADRID, 4 Feb. (CulturaOcio) -
Uno de los elementos más reconocibles de Superman es la descomunal S que el héroe luce en su pecho. Y al fin, se ha confirmado cuál es el verdadero origen del icónico emblema kryptoniano en los cómics de DC.
Para muchos, este blasón representa esperanza. Sin embargo, el escudo de la Casa de El tiene tanta historia como el propio Superman e incluso, más todavía. Y, de hecho, puede que a más de uno le resulte sobradamente familiar.
El arco argumental de World's Finest recogido en el quinto número de Wonder Woman con Tom King como guionista y Belén Ortega a los lápices muestra un futuro nada halagüeño en el que los hijos de Clark Kent, Bruce Wayne y Diana Prince forman una nueva Trinidad. Es decir, que Jon Kent es ahora Superman, Damian Wayne es Batman y Lizzie, alias, Trinity la nueva Mujer Maravilla de DC.
En un momento dado, discuten cuál debería ser su nombre como equipo de superhéroes. Finalmente, terminan escogiendo algo que resulte esperanzador y optan por llamarse Gen-S. La elección de este nombre hace que Jon se emocione.
Es entonces cuando les dice a sus compañeros de aventuras que la S de Superman tiene su origen en el planeta natal de su padre. Y representa "un río que serpenteaba por todo Krypton", algo que ya se planteaba en la versión estrenada en cines por Joss Whedon de Liga de la Justicia.
Pero que también se ha plasmado con anterioridad en los cómics de Tom King. Ya en el número 12 de Batman/Catwoman, el propio Clark Kent hacía una alusión a dicho río kryptoniano que se convirtió en "un símbolo de aquello que realmente nos empuja hacia delante a través de los escollos y corrientes de nuestras vidas".
Dicho de otro modo, el hecho de que la S en el pecho del hombre de acero no fuese concebida como un símbolo de esperanza, terminó siéndolo gracias a la alegoría de su historia. Y es que, a pesar de todas las dificultades que Clark Kent/Kal-El ha tenido que afrontar durante toda su vida o las incontables pérdidas sufridas por el camino, nunca perdió ni su ilusión, ni su fe, ni su optimismo.
