MADRID, 5 Dic. (CulturaOcio) -
El controvertido biopic sobre Marilyn Monroe, Blonde, con Ana de Armas en el papel de uno de los iconos cinematográficos más grandes de la historia, ha recibido muchas y dispares críticas por parte de los medios especializados y del público. Ahora, su director Andrew Dominik ha manifestado sentirse orgulloso de no haber gustado a la mayoría del público estadounidense. "Estoy encantado de haber indignado a tanta gente", ha declarado el australiano.
El filme, estrenado en Netflix el 16 de septiembre, recibió opiniones negativas de gran parte la prensa estadounidense debido a sus escenas explícitas y a su "explotación" del mito de la actriz. Y en una reciente charla en el Festival Internacional de Cine del Mar Rojo, celebrado en Arabia Saudí, Dominik ha explicado que, a su juicio, la cinta "ha sido odiada" en los Estados Unidos porque en el país norteamericano los iconos como Monroe deben ser "representados de manera adecuada".
"Vivimos en una época en la que es importante presentar a las mujeres empoderadas, quieren reinventar el mito de Marilyn como el de una mujer empoderada. Eso es lo que quieren ver. Si no se lo presentas así, se decepcionan", expone el director de Mátalos suavemente sobre la actitud del público estadounidense ante la representación de Monroe encarnada por Ana de Armas.
Dominik también ha hablado sobre la supuesta "explotación" que hace la película de Blonde de la imagen de Marilyn Monroe. "A lo que se refieren (los espectadores) es a que el filme ha explotado su memoria y su imagen, lo cual creo que es justo. Esa es la idea de la película. Trata de coger la iconografía de su vida y ponerla al servicio de algo distinto. Coge cosas con las que estás familiarizado y les da otra vuelta. Eso es lo que (los espectadores) no quieren ver", ha explicado el realizador acerca de los momentos trágicos de la vida de Marilyn que ha mostrado de manera cruda la película de Netflix.
Hablando sobre la consideración del público, Dominik ha asegurado que "como un australiano que llegó a Estados Unidos en los 80, donde ofender a tu público era un deber solemne, estoy muy contento de que Blonde haya indignado a tanta gente".
El director, además, remarca que las películas norteamericanas se están volviendo "cada vez más conservadoras". Dominik señala que el público estadounidense busca películas que sean como un cuento para irse a dormir en el que se sepan de memoria todas las palabras y cualquier desviación pueda causar una mala reacción. "Pero yo no quiero hacer cuentos para irse a dormir", ha concluido el director sobre su manera de hacer cine.