MADRID, 27 Feb. (CulturaOcio) -
Tras alcanzar notoriedad con su papel de Peggy Olson, la inconformista creativa publicitaria que rompía, una y otra vez, techos de cristal en la serie Mad Men, y ganar dos Emmys y un Globo de Oro interpretando a June Osborn, una esclava presa de la república fundamentalista y ultrapatriarcal ideada por Margaret Atwood en El cuento de la criada, Elisabeth Moss vuelve a lanzar un necesario y poderoso mensaje con su personaje en El hombre invisible, la nueva versión del clásico de terror.
Este remake de la historia creada por H.G. Wells llega este viernes a los cines para actualizar el clásico y transformar al legendario personaje de terror en un monstruo absolutamente real: un hombre joven, rico, guapo, inteligente pero manipulador, violento y desalmado. Una actualización como esta era "la única forma" de conseguir que una versión de El hombre invisible atraiga en estos tiempos a los espectadores, asegura Moss.
"El público es inteligente no quiere que le des lo mismo. Tienes que tener una buena idea que le de un motivo para ir a ver la película", sentencia la actriz en una entrevista concedida a CulturaOcio.com en la que se muestra muy crítica con ese halo de normalidad que se da a la violencia que cada año sufren miles de mujeres a manos de sus parejas: "Como sociedad no estamos haciendo lo suficiente. Ahí están las cifras de las víctimas, que creo que en aquí en España también lo muestran así. No, no estamos haciendo lo que hace falta".
Moss encarna a Cecile, una arquitecta atrapada, literalmente, en una relación tóxica. Un día, armada de valor y con todo planeado, decide tras años de brutal maltrato escapar de la jaula de oro en la que su pareja la tenía encerrada. Y cuando, ya intentando rehacer su vida, le comunican que su ex ha muerto y creía que todo había acabado, tendrá que enfrentarse a una amenaza muy real, pero que nadie cree.
Esta vuelta de tuerca dirigida por Leigh Whannell (Insidious: Capítulo 3) y producida por Jason Blum, responsable de éxitos recientes del género como Nosotros o Déjame salir. Ambos destacan que a la gente "le gusta ir al cine a asustarse y tener un subidón de adrenalina" y una vez captada su atención el terror es "un vehículo muy adecuado para contar otras historias".
"Creo que si te concentras en el miedo, en entretener primero, después tienes la posibilidad de entrar en temas más sensibles", señala Whannell que destaca la capacidad que tienen géneros cinematográfico aparentemente más ligeros, como la ciencia ficción o el terror, como grandes herramientas para abordar cuestiones más grandes, de carácter más social o incluso político, que trascienden la propia historia de la película.