MADRID, 28 Dic. (CulturaOcio) -
Cielo de medianoche está triunfando en Netflix. Desde su estreno el pasado 23 de diciembre, la cinta protagonizada y dirigida por George Clooney se ha colocado entre lo más visto del servicio de streaming. Basada en el libro de Lily Brooks-Dalton, Cielo de medianoche relata la historia de un científico que, después de que un misterioso cataclismo asole la Tierra, intenta desde su base en el Ártico contactar con una nave espacial para avisar a sus tripulantes y convencerles de que no vuelvan al planeta.
Un drama postapocalíptico que culmina con un trágico y algo enigmático final que ha dejado algunas dudas entre los espectadores.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Clooney encarna a Augustine, un científico enfermo terminal que desde su base abandonada intenta avisar a las misiones espaciales de que no regresen porque la Tierra ya no es habitable. Y aunque creía que estaba solo, un día aparece la pequeña Iris (Caoilinn Springall) en el Observatorio Barbeau en el Ártico. Una inesperada compañía con la que pasar sus últimos días.
Resignado y contando las horas para que los polos, las últimas zonas del planeta que se verán afectadas por la catástrofe, dejen también de ser aptos para la vida, el científico tiene ahora con un único objetivo: avisar a los astronautas que se acercan a la Tierra para que varíen su rumbo. Solo hay una nave camino a casa, pero sus tripulantes no pueden escuchar sus advertencias ya que sus comunicaciones no son lo suficientemente potentes. En este punto, Augustine decide coger a la pequeña y salir al gélido desierto helado para llegar hasta otra estación en el lago Hazen donde hay una antena más potente para enviar el mensaje.
Y mientras intenta contactar con ellos, los tripulantes de la nave Aether llevan varias semanas sin comunicarse con la Tierra y solo buscan regresar a casa. Aether dejó la luna K-23 en la órbita de Júpiter, donde encontraron condiciones optimas para establecer una colonia humana, pero sus tripulantes no tienen idea de que los niveles de radiación de la Tierra son altos y los últimos supervivientes consumen sus últimos días en búnkeres subterráneos.
El capitán Ade (David Oyelowo) y Sully (Felicity Jones) ni siquiera han recibido respuesta de ninguna otra estación espacial ni desde ningún punto del planeta. En su retorno, se topan con una primera tormenta de meteoritos daña sus comunicaciones y satélites de radar, lo que lleva a Ade, Sully y Maya (Tiffany Boone) a aventurarse fuera de la nave para arreglarlo. Augustine consigue contactar pero la señal se corta. Es entonces cuando una segunda lluvia de meteoritos hiere gravemente a Maya, quien muere, mientras sus compañeros siguen sin ser conscientes del peligro que les espera en la Tierra.
Cuando consiguen restablecer la comunicación, contactan con Augustine y al fin son conscientes de lo que ocurre en la Tierra. Sin embargo, el piloto Mitchell (Kyle Chandler) sigue decidido a volver con su familia, a la que espera encontrar en algún búnker para conseguir pasar con ellos los últimos días de la humanidad en la Tierra. Mitchell quiere verlos pero insta a Ade y Sully -que están esperando un hijo- a regresar a K-23 e iniciar allí una colonia, tal como les aconsejó Augustine.
Por su parte, Sánchez (Demian Bichir) quiere enterrar a Maya en la Tierra y morir donde él considera que está su hogar. Mitchell y Sánchez regresan a la Tierra a través de una cápsula de escape con el cuerpo de Maya.
Mientras tanto, en una emotiva conversación, Sully se despide de Augustine y descubre que el personaje de Clooney es el científico que descubrió K-23 y la posibilidad de que albergara vida por primera vez. Ella se muestra agradecida de que Augustine haya hecho el peligroso viaje al lago Hazen para avisar a la nave. Sin embargo, la película guarda un último giro.
A través de flashbacks, que se han ido intercalando a cuenta gotas durante la película, el filme ha mostrado la juventud de Augustine y su relación con una mujer que parece haber sido su gran y único amor, Jean Sullivan.
Sin embargo, Augustine estuvo siempre demasiado absorto en su trabajo que finalmente Jean lo abandona sin revelar que está embarazada. Años después ambos se reencuentran y se ve a una niña en el asiento trasero de su coche. Esa niña no es otra que Iris, la pequeña con quien cree estar su base del Ártico.
Así que, en realidad, Augustine está imaginando la presencia de la niña en lo que puede ser una manifestación del gran sentimiento de culpabilidad que le asola en sus últimos momentos por no haber sido buen padre. La película desvela, en otro giro que Sully en realidad se llama Iris y que realmente es la hija de Augustine. Y aunque se menciona brevemente a su madre en la conversación, el personaje de Clooney nunca le cuenta a la astronauta que él es su padre. La historia termina con Iris y Ade de camino a K-23, convirtiéndose en la última esperanza de la humanidad.