MADRID, 1 Jul. (CulturaOcio) -
Con Indiana Jones y el Dial del Destino, el legendario aventurero pone punto y final a sus andanzas en el cine. A sus 80 años, Harrison Ford se despide del personaje con una quinta entrega que, además, es la primera que no está dirigida por Steven Spielberg sino por James Mangold. Una película que, de nuevo, cuenta con un ambicioso desenlace.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Toda la trama de la cinta gira en torno al Mecanismo de Anticitera, un objeto supuestamente creado por el inventor y matemático griego Arquímedes y que las teorías señalan que puede predecir las fisuras temporales. Indy lo tenía guardado a buen recaudo desde que se lo arrebataron a los nazis en los años 40. Sin embargo, la hija de su compañero Basil Shaw, Helena, lo roba para tratar de venderlo en el mercado negro. Algo que despierta la atención de los nazis, que de nuevo ansían hacerse con él.
En el último acto de la película, el grupo de alemanes comandados por el Doctor Voller logra atrapar a Indy en la tumba de Arquímedes en Sicilia. Allí, el arqueólogo ha descubierto que el griego fue enterrado junto a un reloj, objeto que no se inventaría hasta miles de años después. Y en los grabados de la tumba también aparece una especie de dragón con hélices.
Pero lo que también guarda en su interior la tumba es la segunda mitad del Mecanismo de Anticitera. Cuando los nazis se lo arrebatan al protagonista, Voller encuentra la próxima fisura temporal que, según sus cálculos, le llevará hasta agosto de 1939. Su objetivo, matar a Hitler y ser él quien comande el Tercer Reich para evitar los errores que condujeron a su derrota.
Sin embargo, durante el viaje hacia la falla temporal, Indy se da cuenta de que los cálculos de los nazis están mal. Cuando cruzan la ruptura en el espacio-tiempo en su avión, donde terminan es en la Sicilia del año 212 antes de Cristo, en plena conquista romana de Siracusa. Allí, griegos y romanos, durante la batalla, se asustan del misterioso objeto volador y tratan de derribarlo.
Entre tanto, Helena y Teddy también han viajado en el tiempo para rescatar a Indy. Cuando el avión cae, un misterioso hombre se acerca a los restos y recoge el reloj de un alemán, así como el Mecanismo de Anticitera. Se trata del mismísimo Arquímedes. Ese reloj es el que había en su tumba, y el dragón con hélices es el avión nazi. Además, el ingeniero se encuentra con un malherido Indy, absorto por el lugar en el que se encuentra.
Helena también llega y trata de llevarse al arqueólogo, pero este decide que no quiere regresar a su tiempo. Es consciente de que en su época los aventureros como él ya no tienen sitio y, como historiador, quiere quedarse con Arquímedes y vivir en aquella época. Ambos mantienen un largo debate sobre si eso es posible o coherente, y sobre las consecuencias temporales que esa decisión puede tener en el presente. Al final, desesperada, Helena se disculpa y termina por dejarle inconsciente de un puñetazo.
Cuando despierta, Indy vuelve a estar en su piso de Nueva York en 1969, su presente. Allí Helena le está curando sus heridas. "Tu sitio está aquí, Indy", le dice Helena, a lo que él responde entristecido: "¿Para quién?". Entonces, Marion Ravenwood, el eterno amor del héroe desde la primera película, entra en el apartamento en un inesperado cameo. Tras la muerte de su hijo, ambos se estaban divorciando.
"Me han dicho que habías vuelto", dice Marion. "¿Has vuelto, Indy?", añade. Finalmente, solos en el piso, rememoran el icónico momento romántico de "¿Dónde te duele?" de En busca del arca perdida, reconciliándose al fin. Y así, la película culmina con un plano del sombrero de Indiana Jones colgado fuera del apartamento. Justo antes de que el plano se cierre por completo, la mano de Indy lo agarra rápidamente y el filme se va a negro definitvamente.
Así, tras unos instantes en los que parecía que Indy iba a quedarse en la Sicilia del siglo II antes de Cristo, o incluso que iba a morir por sus heridas, la determinación de Helena resulta ser clave para darle al aventurero un final mucho más acorde y feliz. Además, la derrota de los nazis evita desastres mayores y mantiene la victoria de los Aliados en 1945, permitiendo que la historia siga su curso. Indiana Jones ha salvado al mundo una vez más. Aunque esta vez sí, será la última.