MADRID, 18 Ene. (CulturaOcio) -
La nueva película de Sam Mendes, 1917, fue la gran triunfadora de los Globos de Oro. La cinta se alzó con el premio al mejor drama, y el propio Mendes fue el galardonado como mejor director. Y su particular acercamiento a la Primera Guerra Mundial, que falsea un plano-secuencia para sumergir a los espectadores en el cruento conflicto, conecta con la historia de uno de los episodios más turbulentos del siglo XX.
La película, ya en cines, narra la historia de dos jóvenes soldados, Blake y Schofield, que tienen que enviar un mensaje a contrarreloj para evitar un ataque que podría acabar con cientos de soldados. Y aunque este argumento principal, centrado en la misión de los jóvenes, es plenamente ficcional, la inspiración de la historia de 1917 viene directamente de las historias de Alfred H. Mendes, abuelo del director y combatiente en la Primera Guerra Mundial.
Historias que, su entonces joven nieto Sam escuchaba con ávida atención y que quedaron resonando dentro del que años más tarde se convertiría en el director de American Beauty o Skyfall.
Durante el conflicto, Mendes tuvo que enviar mensajes a otros batallones e incluso consiguió la Medalla de Honor del ejército después de ser voluntario en otras misiones de alto riesgo para localizar a prisioneros en la batalla de Passchendaele.
LA OPERACIÓN ALBERICH
Otro de los hechos descritos en la película, la Operación Alberich, sí que ocurrió. Tal y como aparece en 1917, la operación, cuyo nombre viene del poema épico alemán La canción de los Nibelungos. Las fuerzas germanas se retiraron hacia la Línea Hindenburg entre el 9 de febrero y el 5 de abril, dejando un territorio devastado que ocuparon los Aliados.
A pesar de que los alemanes cedieron un territorio ya conquistado en 1916 en la batalla de Somme, su retirada fue un movimiento necesario motivado por el aumento de las fuerzas y el número de soldados de los Aliados. Frente a este crecimiento de sus enemigos, los alemanes habían sufrido importantes pérdidas en las batallas de Somme y Verdún, de ahí la decisión de retirarse de ese territorio para que sus fuerzas no menguaran aún más.
De hecho, si los alemanes hubieran permanecido en la zona, habrían sido incapaces de aguantar las cruentas batallas en las que participaron en 1917. Y es que la Línea Hindenburg estaba concebida como un muro infranqueable equipado con metralletas, de manera que la retirada hasta ese punto daba nuevas opciones a las fuerzas germanas en el conflicto contra los Aliados.
LA LÍNEA HINDENBURG, UN MURO INFRANQUEABLE
La Línea Hindenburg iba desde Arras hasta Vailly-sur-Aisne, y fue una gigantesca construcción militar que ocupó, aproximadamente, unos 1.500 km2 de territorio francés. El plan era sencillo: destruir cualquier elemento que pudiera ser de utilidad para los Aliados, fueran cables, carreteras, puentes o ciudades.
La cruel estrategia, que obligó a muchos civiles a abandonar sus hogares y dejó una gran senda de destrucción por el camino, fue un éxito, pues sorprendió a los Aliados, que no esperaban una operación de ese calibre. De ahí la confusión de los soldados británicos reflejada en la película de Sam Mendes, que explica el sentir de las tropas aliadas ante sus enemigos.
Aunque muchos tomaron con cautela la retirada de las tropas alemanas a la Línea Hindenburg, también hubo miembros de las fuerzas aliadas que interpretó el movimiento como un signo de debilidad de su enemigo. Fue el caso de fuerzas francesas que, comandadas por Robert Nivelle, avanzaron en abril de 1917 hacia el Camino de las Damas, y provocaron a los Aliados importantes pérdidas.
Después de numerosos ataques durante 1917 a la Línea Hindenburg, el infranqueable muro alemán cayó en septiembre de ese mismo año y fue conquistada por las fuerzas aliadas. Eso sí: las tropas germanas utilizaron extrañas estrategias que confundieron a sus enemigos, algo también reflejado en la película de Sam Mendes, que expresa en sus imágenes la experiencia de los solados que se adentran en lo desconocido.