MADRID, 14 Sep. (CulturaOcio) - La saga Depredador regresa a los cines este viernes con Predator, un filme dirigido por Shane Black (Iron Man 3) que con el humor gamberro y la acción desmedida y sangrienta como grandes armas busca recuperar el espíritu del cine de los ochenta a la vez que actualiza la fórmula de la película original que protagonizó Arnold Schwarzenegger. Y es que si en el filme de 1987 el letal cazador alienígena de las rastas debía enfrentarse a un grupo de curtidos soldados armados hasta los dientes y con músculos hasta en las orejas, en esta ocasión sus rivales, y la última línea de defensa de la humanidad ante la faltal llegada de un 'Depredador Supremo', son un grupo de soldados apartados del ejercito por sus poblemos mentales, una científica sin experiencia militar a la que da vida Olivia Munn y un niño con autismo víctima de bullying interpretado por Jacob Tremblay (La habitación). Al frente de esta reunión deshechos militares está Boyd Holbrook (Narcos, Deadpool 2) un francotirador apartado de su unidad para manterle con la boca cerrada. "Son una panda de inadaptados (...) Representan todo lo contrario a lo que ocurría en la película original. Los soldados de aquel equipo eran casi invencibles. Aquello era genial en los ochenta... pero poco realista", señala el actor de Kentucky en una entrevista con CulturaOcio.com durante su visita la pasada semana a España. A ese grupo de héroes "improbables" que se autodefine como 'Los Tarados', se unirá Casey Bracket, una profesora de biología evolutiva encarnada por Olivia Munn que insiste en la idea del gran cambio que suponen estos nuevos héroes. "Es algo muy distinto a los ochenta, con todos aquellos tipos enormes en plan 'supermachotes'", insiste la actriz que destaca que la historia de Predador es la de un puñado de marginados que, a priori, "tienen todo en contra" pero que uniendo fuerzas consiguen salir adelante. "Cuando los conoces piensas: '¿Y esta gente va a salvar el mundo?' Lo bueno aquí es que al unir sus habilidades, sus conocimientos, consiguen mejores oportunidades para sobrevivir", dice Munn que confiesa que para acercarse a los aspectos más científicos del guión sobre la evolución de las especies, consultó a su hermano. "Se está sacando un doctorado en física", apunta orgullosa. Y en sus charlas, recuerda, llegaron a la conclusión de que, "si aceptamos la premisa de que el Depredador existe, de que es algo real, entonces lo que plantea el guión sí sería posible". "Sin olvidar que hay muchos depredadores en el mundo real", sentencia la actriz que recientemente copó todos los titulares al salir a la luz que fue ella la que denunció la presencia en una secuencia en de la película de Steven Wiler Strigel, un amigo del director Shane Black condenado por intentar abusar sexualmente de una menor en 2009. Semanas antes del estreno Fox decidió eliminar la escena del montaje final.