Animales Fantásticos Y Dónde Encontrarlos
WARNER BROS. PICTURES
Actualizado: jueves, 17 noviembre 2016 10:47

MADRID, 17 Nov. (CulturaOcio - Israel Arias) -

Potterheads del mundo, la espera ha terminado. Llega a los cines Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, la nueva aventura del universo mágico creado por J.K. Rowling que debuta como guionista para entregar a los seguidores de la multimillonaria saga la película que, protagonizada por el magizoólogo Newt Scamander, hará no solo las veces de precuela y spin-off de Harry Potter, sino también las delicias de sus fans.

Y es que los cientos de millones de adeptos que el universo mágico tiene alrededor del globo encontrarán en la cinta dirigida por David Yates, que regresa para hacerse cargo de la nueva era de la saga tras dirigir las cuatro últimas entregas de Harry Potter, los elementos necesarios para volver a creer que la magia existe. En Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos hay pinceladas de humor, romance, denuncia social, oscuridad... pero sobre todo hay toneladas de imaginación y un despliegue visual apabullante.

Y esto es solo el principio. La primera de las cinco etapas que compondrán este nuevo viaje cinematográfico hasta una de las mitologías más ricas y exitosas de la historia del cine y la literatura de ficción. Y por si no fuera suficiente, que lo es, repasamos seis -que para el fan bien podrían ser seiscientas- razones para ir a ver Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, el inicio de una nueva era.

EL REGRESO

Aunque Rowling lleva la historia a otro lugar (Nueva York) y a otro tiempo (los años 20, unas siete décadas antes de los sucesos relatados en la saga Harry Potter), la primera sensación que transmite Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos es -música y tipografía mediante- de regreso a casa. No a Hogwarts -ojalá lo vivamos en alguna de las siguientes cuatro películas prometidas- sino a un universo, a ese mundo pensando en el que creció toda una generación.

LA MALETA

Y no hablamos aquí de su contenido, sino del concepto. La maleta del tímido y excéntrico Scamander es un universo en sí mismo, un objeto ajado y simplón por fuera que esconde el animalario más fascinante jamás reunido y secretos cuyo límite parece que nunca alcanzaremos a conocer. Más allá de las espectaculares y singulares criaturas que la pueblan, esa maleta es ya en sí misma un tesoro, un poderoso mensaje.

EL NY DE LOS AÑOS 20

Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos es una película de contrastes. Y no solo por el tono tan diferenciado de las dos tramas que forman su esqueleto argumental o por el esperad,o y casi inevitable, choque entre las fuerzas mágicas y la oscuridad -el nombre de Grindelwald no tarda mucho en aparecer- sino porque en ella romances de un todo premeditadamente naíf se entrecruzan con sombrías secuencias de abandono, intolerancia o maltrato. Y en este juego de opuestos, la decisión de ubicar la historia del Nueva York de los años 20, con su marcado aire vintage y sus ritmos de club de jazz, es tremendamente efectivo como contrapunto al despliegue de color e imaginación que se desata cada vez que Newt abre -o se le abre- su maleta.

EL COMPAÑERO INESPERADO

Y precisamente desde la parte más lúgubre de esa Gran Manzana que Yates y Philippe Rousselot nos sirven en tonos ocre y beige, llega Jacob Kowalski. Un'no-maj' (el equivalente estadounidense al término británico 'muggle') cuyo destino se cruzará de forma accidental con el de Newt justo cuando -cosas de la vida- el Sancho Panza de esta historia visita un banco para le conceda un préstamo con el que poder hacer realidad su sueño. SPOILER: Sí, al bueno de Jacob también le niegan el crédito. Y sí, efectivamente, este muggle podríamos ser cualquiera de nosotros.

EL DERROCHE

Y frente a la tacañería de algunas entidades bancarias de hoy, ayer y siempre....está el derrochador festín sensorial en el que por momentos se convierte Animales Fantásticos. Un atracón de formas, colores, criaturas y soluciones visuales del más variado pelaje que convierten la cinta de Yates, que maneja con pericia y entusiasmo pero sin estridencia el ingente volumen de CGI, en un espectáculo portentoso. En aquel espectáculo de formas, movimientos y seres que los niños que leyeron en 1997 Harry Potter y la Piedra Filosofal solo podían imaginar en sus cabezas y que ahora pueden ver en pantalla.

EL MENSAJE

Y mientras, ojiplático, el público deleita su retina con todo el arsenal visual desplegado y va cazando criaturas y autoreferencias de la saga de sus amores, la siempre astuta y eficaz Rowling, de nuevo, desliza su mensaje. Un subtexto necesario que en el que, además del evidente recado ecologista -hoy en día Newt militaría en el ala más dura de Greenpeace- la autora británica vuelve a hablar de la intolerancia, del miedo al diferente, del fanatismo e incluso, dijo la propia escritora en convenientes declaraciones tras la victoria de Trump, "del crecimiento del populismo en el mundo".