MADRID, 22 Dic. (CulturaOcio) -
Desde el estreno de Una nueva esperanza en 1977, los sables láser de Star Wars han fascinado a los espectadores y fans del universo creado por George Lucas. Pero nunca se había revelado el misterio de su construcción en la gran pantalla... hasta ahora, que vamos conociendo nuevos detalles sobre los cristales kyber, su principal materia prima.
Estos misteriosos cristales nunca habían sido mencionados en una película de Star Wars hasta Rogue One, aunque los fans ya los conocían por su presencia en series de televisión, novelas y diverso material del universo expandido. Concretamente, su primera aparición data del episodio The Gathering en la quinta temporada de la serie de animación Las Guerras Clon (Clone Wars) y la primera vez que se le menciona es en el capítulo A test of Strength. En ellos, los cristales aparecen como piezas clave para la creación de un sable láser... y para la conversión de un joven padawan en Jedi.
Y es que cuando los jóvenes adeptos construyen sus propias armas, se les envía a las cuevas donde se pueden extraer estos preciados minerales situadas en el planeta Ilum. Con ellos, construirán su propio sable láser con los cristales hacia los que la propia Fuerza les guía.
Dentro de la variedad de sables láser, desde su color que depende del cristal kyber hasta su diseño, cabe destacar el esgrimido por Kylo Ren en el episodio VII. A pesar de que no se explica en el filme, se entiende que el cristal que forma el sable del hijo de Han Solo es diferente al resto porque está agrietado. Su particular diseño con dos vías de escape laterales, basado en armas ancestrales, tiene su razón de ser precisamente en el agrietado cristal que utilizó para su construcción.
PODEROSA FUENTE DE ENERGÍA
No obstante, un cristal kyber no es un mineral corriente. Su estrecha conexión con la Fuerza y su maleabilidad, puesto que varían en función de los deseos de su poseedor, los hacen especiales. Además, según Rogue One estos cristales no se encuentran solo en las cuevas de Ilum, sino también en el corazón de las estrellas más poderosas como apunta Chirrut Inwe (Donnie Yen), uno de los Guardianes del Santuario Jedi y una persona muy sensible a la Fuerza.
Debido a que Rogue One renuncia a los Jedi y, en buena parte, a los sables láser, los cristales kyber son utilizados con otro propósito en el filme: energía para activar el letal poder de la Estrella de la Muerte. Pero estos no son sus únicos usos: la investigación de Galen Erso apunta a que podrían ser la fuente de energía sostenible si se logra desatar y usar convenientemente su poder.
Algo que no ocurre en Rogue One. Aunque de cara a futuras entregas de Star Wars, una de las teorías fan más populares es que la base espacial Starkiller del episodio VII que emula a la Estrella de la Muerte, es en realidad el propio planeta Ilum que ha sido transformado en un gigantesco arma.
EL FUTURO DE LA GALAXIA
Tras el estreno de Rogue One, en 2017 se estrenará el Episodio VIII, cinta dirigida por Rian Johnson, que contará con los protagonistas de la anterior entrega y algunos rostros nuevos entre los que destaca la presencia de Benicio del Toro.
A esta octava entrega le seguirá otro spin-off -el de Han Solo- dirigido por Philip Lord y Chris Miller y protagonizado por Alden Ehrenreich como el joven Solo, Donald Glover como Lando y que también contará con Emilia Clarke (Juego de tronos) como protagonista femenina.
La novena y última entrega de la nueva trilogía, el Episodio IX, dirigido por Colin Trevorrow (Jurassic World) llegará a los cines en 2019.