MADRID, 2 Oct. (CulturaOcio) -
Carrie Bradshaw no escribirá más columnas. Tras una buena primera toma de contacto de Sexo en Nueva York en la gran pantalla - y un segundo intento no tan exitoso- no habrá más compras, ni fiestas ni amores para las protagonistas de la exitosa serie de HBO. Así lo ha confirmado Sarah Jessica Parker, protagonista indiscutible del grupo de mujeres neoyorkinas.
Aunque "quede una historia que contar", hecho que afirmó Michael Patrick King en 2014, cuando empezaba a plantearse crear una secuela que cerrara las vidas de sus glamourosas protagonistas, las cosas han cambiado en la Gran Manzana. "Se acabó... no vamos a hacerla", ha declarado Sarah Jessica Parker a Extra, sin ocultar su desaprobación: "Es una pena. No estoy de acuerdo".
"Teníamos una historia preciosa, divertida, desgarradora y un guion maravilloso. No solo es decepcionante para nosotras que no vaya a salir la historia y no volvamos a vivir la experiencia, sino también para la audiencia, que ha pedido y lleva esperando tanto tiempo una nueva película", ha añadido la actriz refiriéndose a la legión de fans de la comedia que protagonizó durante seis temporadas, hasta 2004.
Parker no ha dado más detalles, pero Kim Catrall (la mítica Samantha) ha sido algo más explícita en su cuenta personal de Twitter. La actriz, que llegó a afirmar que su papel en la serie le había costado el divorcio, ha sido protagonista de una noticia en la que Daily Mail revela la baja de Catrall del proyecto días antes de comenzar las grabaciones.
La actriz no ha podido contenerse y ha respondido: "Lo único que DEMANDABA era que no hubiera una tercera parte... Y eso fue en 2016". La que también se ha negado a una nueva entrega de Sexo en Nueva York es Cynthia Nixon, más centrada en su carrera política.
La primera incursión de Sarah Jessica Parker y compañía en la gran pantalla alcanzó la gloria. Con un presupuesto de tan solo 65 millones de dólares, la película consiguió recaudar una taquilla mundial 415 millones.
Sin embargo, la segunda parte no funcionó de igual forma y, además del rechazo casi en bloque de la crítica, tuvo que afrontar la pérdida de interés del público, lo que redujo notablemente las ganancias: Con un presupuesto de más de 90 millones de dólares, la cinta generó 288 millones de dólares.
