Veteranos de la NASA recuerdan la odisea de First Man - El primer hombre: "Armstrong arriesgó hasta el último segundo"

First Man - El primer hombre
UNIVERSAL PICTURES
Actualizado: viernes, 12 octubre 2018 10:08

   MADRID, 12 Oct. (CulturaOcio) -

   Carlos González Pintado y Juan Manuel Grandela son dos de los españoles que, desde la base que la NASA tenía en Fresnedillas de la Oliva (Madrid), participaron en la misión Apolo XI que llevó a Neil Armstrong a convertirse en el primer hombre en pisar la Luna. Una odisea llega a los cines de la mano de First Man - El primer hombre, el nuevo largometraje de Damien Chazelle (La La Land, Whiplash) y que sus protagonistas españoles recuerdan prácticamente como si fuera ayer.

   "El señor Armstrong aquel día quería bajar a la Luna pasara lo que pasara", dice González Pintado que junto a Grandela repasó, "desde su posición de privilegio", el hito protagonizado aquel 20 de junio de 1969 por Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins en una rueda de prensa organizada en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) de Madrid por Universal Pictures, distribuidora del filme que relata los esfuerzos de Estados Unidos -con costes milmillonarios e incluso de vidas humanas- por llegar a la Luna antes que los rusos y ponerse en cabeza de una carrera espacial que, en aquellos años de plena Guerra Fría, iba perdiendo.

   Los dos recordaron cómo Armstrong, que en la gran pantalla está interpretado por Ryan Gosling, estaba decidido a cumplir su misión o morir en el intento. Así, en el momento más crítico del viaje espacial, cuando se acercaba a la superficie lunar, tomó el control manual de la nave y aterrizó 'in extremis'. Lo hizo cuando le quedaban escasos segundos de combustible y con el ordenador de abordo en fallo técnico desoyendo, además, los consejos que le llegaban de Houston y que le indicaban que lo más seguro era abortar.

   Pero el astronauta decidió seguir adelante para, gracias a su pericia a los mandos, alunizar en un lugar inexplorado que no estaba cartografiado cerca de un enorme cráter en el que estuvo a punto de caer. "Se soltó los amarres, cogió los mandos, puso la nave en semiautomático y empezó a descender con el señor Aldrin dándole información de viva voz sobre velocidad y desviación", relata González Pintado.

   "Y salió bien y yo desde ese día me he preguntado muchas veces qué haría yo en su lugar... y creo que haría lo mismo. Me arriesgaría hasta el último segundo. Lo que nunca haría es abortar la misión en y volver a la Tierra como el pringado que no puso un pie en la Luna. Prefiero volver como el héroe que se mató en la Luna haciendo el primer vuelo lunar", sentencia el veterano ingeniero.

ESPERANDO A QUE AMÉRICA DESPERTARA

   "Fueron momentos de una gran tensión", añade José Manuel Grandela que recuerda que en aquellas horas críticas "no sentía nada, solo quería que el aparato mío, de mi responsabilidad no fallase". "Los datos que mandaba Houston pasaban por nuestro equipo y se mandaban a la nave. Y lo mismo de vuelta. Escuchamos antes que Houston el mensaje de que habían llegado", recuerdan estos veteranos de la NASA que también revelaron una curiosa anécdota sobre el 'timing' del mítico momento en el que Armstrong pisó el satélite.

   Y es que, cuando el módulo lunar aterrizó, los astronautas estaban obligados a dormir unas horas. ¿La razón? Querían que todos los estadounidenses estuvieran despiertos para que vieran en directo a Armstrong llegar a la Luna. "Se entretuvieron sacando fotos del aburrido paisaje hasta que tuvieron permiso para salir", apunta González Pintado que también recuerda cómo, puede que superado por la emoción del momento, Neil Armstrong fue incapaz de salir por sí solo del módulo lunar.

   "Se tropezó dos veces con la escotilla al intentar salir con sus pies por delante y ahí sus constante biometricas se dispararon... al final con la ayuda de Aldrin obviamente consiguió salir y pisó la Luna", relata González Pintado. "El señor Armstrong vino a visitarnos en octubre de ese mismo año y nos agradeció personalmente la ayuda en la misión. Nos dijo que sin el apoyo de la estación Madrid-Apolo el vuelo a la Luna no hubiera sido imposible. Eso nos lleno de gozo e incluso levitar un poquito a algunos", rememora Juan Manuel Grandela con cariño.

LA NASA Y ESPAÑA, UN ROMANCE CON MUCHA HISTORIA

   Los dos veteranos del programa Apolo estuvieron acompañados de Miguel Hesse, director del centro de Astrobiología de Madrid, y del representante de la NASA en España, Tony Carro, que recordó que la estrecha colaboración entre Estados Unidos y España en materia espacial comenzó desde prácticamente el nacimiento de la agencia.

   "La colaboración con España es increíble, un año después de la fundación de la NASA en 1958 ya estábamos buscando hacer una estación en suelo español", señaló Carro que recordó que la agencia estadounidense llegó "a tener cuatro instalaciones en España, tres en los alrededores de Madrid y una en Maspalomas", la primera que se creó en 1961.

   Precisamente aquella En el proyecto Apolo, que movilizó en total a unas 400.000 personas, arrancó precisamente "en Maspalomas con el proyecto Mercury, la primera vez que se salió al espacio con una persona", tal y como recuerda Carro que adelantó además que los planes de la NASA respecto a la Luna son volver a orbitar el satélite en el plazo de cinco o seis años y usar una estación allí como trampolín de la misión a Marte.

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