MADRID, 18 Dic. (CulturaOcio - David Gallardo) -
RELACIONADO - Gira de despedida de Extremoduro: Información y entradas
RELACIONADO - Robe: "Las canciones pueden ser eternas, los grupos no"
"La puerta de Extremoduro no está cerrada, no sé cerró nunca, esto ha sido un aparte", aseguraba Robe Iniesta a Europa Press hace poco más de un año al estrenar 'Bienvenidos al temporal', la película con la que cerraba un lustro de andadura en solitario con dos discos y conciertos en lugares tan emblemáticos como el Teatro Romano de Mérida o el Palau de la Música de Barcelona.
Recintos impensables para el extremeño (Plasencia, 1962), estandarte del rock más crudo, marginal, explícito y sucio, que él mismo definió para la posteridad titulando en 1989 la primera maqueta de Extremoduro como 'Rock transgresivo'. Ya se sabe que para evitar que los demás te pongan etiquetas, lo mejor es ponértelas tú.
Un camino muy largo y en absoluto recto desde el sudoroso underground hasta los escenarios más resplandecientes del país. Un camino recorrido inciado en 'Extremaydura', en la que canta: "Desde que tú no me quieres, yo quiero a los animales. Y al animal que más quiero es al buitre carroñero, es al buitre carroñero. Desde que tú no me quieres yo todos los días me muero. Y alimento, con mi carne, en Monfragüe buitres negros, en Monfragüe buitres negros".
Rock folclórico y urbano emparentado con el animalismo siempre presente en las letras de un Robe que desde esos primeros versos de apertura de su primer disco ya llamaba la atención por su lirismo descarnado y deslenguado. Recitanto las pasiones humanas tal cual son. Como un juglar que desde Plasencia empezó a difundir la palabra de un 'Jesucristo García' que para muchos era él mismo.
No en vano, la figura de Robe sobre el escenario, escualida y guitarra en ristre, tiene ese aura de quien usa las palabras solo para cantar al viento cosas trascendentales. Unas palabras que corrieron de casete en casete como un río subterráneo en unos años en los que la mitología y el misterio aún era elemento esencial en la creación de personajes en el mundo del rock.
Disco a disco y canción a canción, Robe creó su personalísimo universo de irracionalismo y vitalismo, totalmente alejado de convencionalismos y del mundanal ruido de los cualesquiera. Aunque en sus temas trate temas tan diferentes como el amor, el consumo de drogas o la protesta social, la capacidad poética del extremeño le hacía inimitable desde la primera escucha con esa voz rota y violenta y esa manera de cantar a los sentimientos más feroces.
'Necesito droga y amor', 'Perro callejero', 'Ama ama ama y ensancha el alma', 'Sol de invierno', 'Deltoya', 'Dónde están mis amigos', 'No me calientes que me hundo'... Nadie nunca había cantado así sobre lo que todos sentimos de una manera tan explícita. Y así fue construyendo un repertorio que explotó en 1996 con 'Agila', sexto álbum y punto de inflexión a todos los niveles.
Ni una década había transcurrido desde la fundación de Extremoduro en 1987 y, contra todo pronóstico, la banda sonaba en emisoras comerciales y aparecía en televisiones con 'So payaso'. Así consiguió Robe Iniesta el éxito de ventas y convertirse en un grupo generacional y transversal de esos que a finales de los noventa sonaban tanto en garitos de cualquier tipo como en verbenas populares.
Y eso que su gran himno para este tipo de situaciones aún llegaría en 1998 con unos versos que de alguna manera aglutinan toda la imaginería de Robe: "Ya no me acuerdo de na', que todo era de colores. ¿Dónde estarán los besos? Se los han queda'o las flores. Salir, beber, el rollo de siempre. Meterme mil rayas, hablar con la gente. Llegar a la cama y 'joder, ¡qué guarrada!' sin ti".
Nunca abandonaría ya Extremoduro su estatus de grupo de culto inexplicablemente mayoritario. 'La vereda de la puerta de atrás' o 'Hoy te la meto hasta las orejas', de su octavo disco, 'Yo, minoría absoluta' (2002); 'Dulce introducción al caos' de 'La ley innata' (2008)... 'Material defectuoso' (2011) y así hasta llegar al último disco del grupo: 'Para todos los públicos' (2013), que tuvo una publicidad peculiar al tener que ser adelantado su lanzamiento tras ser salvajemente pirateado.
Extremoduro, en definitiva, grupo esencial del rock en castellano comandado por el fascinante y hermético Robe Iniesta. Un personaje que supo construir una mitología en torno a sí mismo en la que se mezclaba la realidad con las leyendas urbanas de todo pelaje. Un tipo que no es como los demás, con todas las consecuencias y que, en última instancia, no recuerda la importancia de la transgresión y la desobediciencia en el arte y en la vida.
Por eso, cuando en la noche de este martes se publicaba el anuncio de la separación del grupo, la gente no sabía a qué atenerse. Más aún porque la semana anterior surgieron informaciones sobre un concierto en Cáceres anunciado por el propio alcalde de la ciudad. Si Robe ha llegado hasta 2019 como icono después de treinta años es porque siempre lo ha hecho todo como le ha dado la gana, y esta vez no va a ser diferente.
Así que tras el inesperado anuncio, ahora una importante promotora de conciertos convoca una rueda de prensa para este 19 de diciembre con Robe y su escudero, guitarrista y productor desde hace ya lustros, Iñaki Uoho -ex Platero y Tú-. A la historia de Extremoduro aún le queda un importante capítulo, siempre bajo una única premisa: Lo que diga Robe y cómo quiera Robe. No puede ser de otra manera.