MADRID, 23 Ago. (EDIZIONES - David Gallardo) -
Teniendo en cuenta que la única sorpresa que ha vivido el universo Bon Jovi en los últimos lustros fue hace tres años la inesperada (y triste e incomprensible, al menos creativamente) salida de su carismático guitarrista Richie Sambora, no es de extrañar que This house is not for sale, primer single del nuevo disco de la banda americana, sea sencillamente más de lo mismo.
Porque tres años después de What about now (dejamos de lado el álbum de descartes de 2015, Burning bridges), el grupo comandado desde 1983 con mano dura y blanca sonrisa por Jon Bon Jovi regresará en octubre con su decimocuarto trabajo de estudio, titulado igualmente This house is not for sale, para alegría y algarabía de los suyos e indiferencia en punto muerto del resto de los mortales.
Y bueno, a estas alturas es evidente que no se les pueden pedir grandes cambios, después de 33 años de trayectoria indudablemente exitosa, pero quizás sí que cabría esperar al menos que tras escuchar este primer adelanto del disco no nos abrazara la sensación de deja-vu que acompaña a Bon Jovi como poco (estirando un poco) desde que en 1995 editaran These days, considerado por los más reflexivos como su último gran trabajo.
Desde aquel último ramalazo, el cambio de siglo trajo a un grupo que destacaba principalmente por saber adaptarse a los sonidos de cada momento para garantizarse cierta relevancia radiofónica. No es una sorpresa, pues ya ocurrió en los ochenta en plena efervescencia del hair rock, con unos primeros trabajos aclamados por la mayoría y que ya en los noventa no se repitirían, pues esa habría sido su muerte.
Así las cosas, en el siglo XXI se han sucedido los discos relativamente planos pero siempre con al menos un single de exitosa pegada (en ocasiones incluso dos). Colecciones de canciones de rock para todos los públicos, en ocasiones con estructuras calcadas a otras ya escuchadas en su catálogo, pero que por arte de birlibirloque siempre sonaban actuales.
Un pequeño gran truco de magia que se repite ahora con This house is not for sale, un single que de no estar muy puesto en la discografía de Bon Jovi, no sabrás en realidad a cual de sus últimos cuatro discos pertenece. Y se da la curiosa circunstancia de que todos esos álbumes están producidos por John Shanks, un tipo al que muchas culpan de la salida de Sambora y que ha trabajado con gente tan variopinta como Anastacia, Hilary Duff, Backstreet Boys, Take That, Celine Dion y Van Halen.
Sea culpable o no de haber ocupado en el corazoncito de Jon el lugar que antes tenía reservado Richie, lo cierto es que This house is not for sale empieza con un riff de guitarra sencillo (que nos resulta muy familiar), al que le sigue la banda intentando dar contundencia a las estrofas trascendentales del cantante, antes de desembocar en el efectivo estribillo que ya desde aquí vemos coreado por miles de fans en estadios de todo el planeta y que quieren precisamente eso, que nada cambie, un rock accesible y melodioso. Y que Jon les sonría en las pantallas gigantes.
This house is not for sale, el single, bien podría ser la carta de presentación de Have a nice day (2005), The circle (2009) y What about now (2013). Costaría un poco más que fuera el adelanto de Lost highway (2007) por ser ese un disco más orientado hacia el country rock que tanto gusta en Norteamérica. Pegaría menos en Crush (2000) y Bounce (2002), quizás porque entonces no estaba John Shanks dando uniformidad. Pero el productor sí está en el disco de descartes Burning bridges, donde perfectamente podría también estar esta canción.
Así que bueno, en definitiva, puede que con la salida de Richie Sambora se marchara también la última oportunidad de que Bon Jovi hicieran un último y verdadero gran disco (los trabajos solistas del guitarrista, más blues rock, tienen desde luego más chicha). Y no parece que su sustituto, Phil X, vaya a aportar mucho como compositor, aunque desde luego sea evidente su destreza interpretativa.
Hasta el 21 de octubre, fecha prevista para la publicación del álbum, no saldremos de dudas. Pero como Bon Jovi consiguieron ya hace mucho tiempo convertirse en un mueble más en las vidas de millones de personas, poco o nada importa si resulta que el disco les reconcilia con sus seguidores clásicos y/o pioneros. O si solo es la excusa para volver a la carretera.
En realidad, eso de 'más de lo mismo en el single de regreso de Bon Jovi' no tiene por qué ser una cosa mala. Para millones de fans, desde luego, no lo es en absoluto. El grupo tiene su sitio y enarbola la bandera del rock de estadio amable a la par que sentido, aderezado por traviesos recuerdos de juventud en interminables sábados por la noche. Las canas asoman inevitablemente y al final se trata de hacer canciones. Buenas canciones para, a poder ser, no tener que hipotecar tu casa. Hecho pues.