MADRID, 2 May. (EDIZIONES - David Gallardo) -
Ocho largos años después de aquel 'Death Magnetic' de 2008, Metallica publicaban en 2016 su último disco, 'Hardwired... to self-destruct'. Y se ve que había ganas, pues fue número 1 en 57 países, reconfirmando que el poderío del grupo californiano se mantiene intacto más de treinta años después de su fundación en 1981.
De hecho, es precisamente ese poderío, ese vigor y esa pegada robusta de los dos miembros fundadores, James Hetfield (voz y guitarra) y Lars Ulrich (batería), junto al guitarrista Kirk Hammett (en la banda desde 1983) y el bajista Robert Trujillo (desde 2003), lo que hace que Metallica, después de tantos lustros con sus momentos buenos y sus ratos malos, esté atravesando su etapa de mayor popularidad.
Puede que, de hecho, Metallica sean ahora más Metallica que nunca, ajenos a las modas y convertidos en la última gran esperanza del heavy para las masas. El camino ha sido largo desde que escalaban hacia la cumbre con 'Kill 'em all' (1983), 'Ride the lightning' (1984), 'Muster of Puppets' (1986) y '...And Justice for All' (1988).
Parecía que estaba todo hecho cuando colocaron la bandera en la cima con su 'Black Album' de 1991, pero luego trataron de abrirse al grunge y al rock alternativo en 'Load' y 'Reload' en los noventa y fracasaron cuando trataron de reencontrarse consigo mismos en 2003 en 'St. Anger', un álbum que casi les cuesta la ruptura. Pero 'Death Magnetic' les puso en la vereda que refrendaron con su décima obra.
Lo que proponemos es un juego 'inocente': ordenar sus diez discos de estudio de peor (o menos malo, pues no hay ningún trágico desastre en su catálogo... ¿o sí?) hasta el mejor. Un juego perpetrado con inevitable subjetividad pero vocación de imparcialidad. Juguemos pues (dejando de lado directos, discos de versiones y proyectos paralelos como el 'Lulu' con Lou Reed).
ST ANGER (2003)
Aunque ganaran el Grammy a Mejor Interpretación de Heavy Metal por el tema titular, este es el momento más bajo de Metallica. El disco no cumplió las expectativas, lastrado por el mal ambiente entre los músicos tras la salida del bajista Jason Newsted y el tiempo que James Hetfield pasó en rehabilitación (nunca estuvieron tan cerca de separarse). La falta de grandes solos de guitarra, el sonido a lata de la batería y cierta ausencia de puntería general, provocaron gran controversia entre los fans. A pesar de ello, despacharon 6 millones de copias y no se hundieron del todo gracias a su gran baza de siempre: el directo.
LOAD (1996)
La apertura 'mainstream' que ya hicieron en su multiplatino 'Black Album' les convirtió en auténticos tótems del heavy metal para las masas. Siempre curiosos, para su sexto álbum se dejaron llevar por aquel grunge que todo lo dominó en el primer lustro de los noventa, se olvidaron del thrash y se adentraron en el rock alternativo. Por si fuera poco, se cortaron las melenas y se interesaban 'demasiado' por su imagen. La polémica fue de las que marcan época pero, mientras los puristas discutían, ellos vendían 12 millones de unidades con singles omnipresentes como 'Until it sleeps' y 'Hero of the Day'.
RELOAD (1997)
Tanto fue el material de las sesiones de 'Load' que el grupo decidió que tendría una secuela en forma de 'Reload' poco después. Más agresivo, este trabajo venía a contentar relativamente a todos esos decepcionados que pensaban que Metallica jamás volverían a ser los de antes. Y lo cierto es que no lo eran, aunque pelotazos como 'Fuel' y 'The Memory Remains' (con Marianne Faithfull) tuvieron gran aceptación. Aunque ni rastro había de lo que habían sido en sus cuatro primeros trabajos, la etapa dorada para los fans más clásicos e intransigentes. Eso sí, vendieron 8 millones de copias.
DEATH MAGNETIC (2008)
Al terminar la gira de 'St Anger', el grupo se tomó un largo tiempo de descanso y decidió cambiar de productor (Rick Rubin por Bob Rock, habitual desde 1991). Con renovado impulso, entregaron el convincente 'Death Magnetic', se reconciliaron con los fans y, lo más importante, con ellos mismos. El resultado fue un trabajo en el que el grupo miraba hacia el futuro pero también recuperaba elementos reconocibles de sus primeras obras. Volvieron a subir en ventas llegando a 8 millones.
HARDWIRED... TO SELF-DESTRUCT (2016)
Ocho años de giras constantes y el estreno de su propia película en 3D demoraron el regreso discográfico de Metallica más de lo apetecible. Pero aquí regresaban de nuevo con latido miliciano, militarista y casi diríase que anexionista, con toneladas de agresividad, heavy, guitarras pesadas, largos desarrollos instrumentales, inspirados solos y furiosos pasajes de viejo thrash metal. No es cerrar un círculo porque hay futuro, pero un poco sí.
...AND JUSTICE FOR ALL (1988)
La década de los ochenta terminaba con el rock y el heavy en pleno apogeo y Metallica convertidos ya en reyes de los sonidos más duros. Pero no solo del thrash de sus inicios, pues aquí hay composiciones épicas con grandes cambios de ritmo como 'One' y canciones tan pesadas como 'Harvester of Sorrow' que seguían veredas abiertas ya antes. El cuarto trabajo del grupo despachó 14 millones de copias al tiempo que su fama se hacía universal (el salto total llegaría con el cambio de década).
KILL 'EM ALL (1983)
Después de varias maquetas prometedoras, el primer disco de Metallica es uno de los comienzos más arrolladores que se recuerdan. Una explosión de thrash metal primitivo, género del que son pioneros junto a Anthrax, Slayer y Megadeth (el grupo de Dave Mustaine, guitarrista expulsado precisamente de Metallica justo antes de entrar a grabar este debut). El álbum más querido por los fans más añejos contiene trallazos como 'Hit the lights', 'Motorbreath', 'The four horsemen', 'Whiplash', 'Metal militia' y el mil veces coreado 'Seek & Destroy'. Consiguieron convencer a 7 millones de nuevos fans.
RIDE THE LIGHTNING (1985)
Metallica confirmaron lo que apuntaban en su debut con su segunda acometida, que es básicamente como un tren de mercancías cayendo colina abajo, pero que ya mostraba claros deseos de evitar el estancamiento en los temas veloces. Ahí está el baladón 'Fade to black' que va de menos a (mucho) más, el altísimo octanaje de 'Creeping death' y la épica de 'For whom the bell tolls'. Y también la urgencia de 'Fight fire with fire' o 'Trupped under ice', con la que llegaron a 20 millones de compradores.
MASTER OF PUPPETS (1986)
Tercer disco y otras 14 millones de unidades vendidas gracias, sobre todo, al tema titular, posiblemente el más completo de Metallica en toda su andadura y el que mejor resume su concepción de la música. Repleto de clásicos como 'The thing that should not be', 'Welcome home (Sanitarium)' y 'Battery', también tiene una de las grandes joyas ocultas de su catálogo, la instrumental 'Orion', el canto del cisne del añorado Cliff Burton, bajista que moriría en septiembre de 1986 en un accidente del bus de gira del grupo.
BLACK ALBUM (1991)
Todo lo que habían apuntado en sus discos previos se solidificó en este 'homónimo Black Album', el quinto. Su sonido menos crudo y más 'mainstream' les llevó a vender 31 millones de copias. Y es que aquí está el tema más popular del grupo, 'Enter sandman', esa balada atemporal que es 'Nothing else matters' y la brutalidad opresora de 'Sad but true'. Heavy, thrash, rock y máxima inspiración en sus doce cortes. La cima creativa y comercial de Metallica.