MADRID, 11 Jul. (CulturaOcio - David Gallardo) -
Un mes después de la publicación de su séptimo disco, Drones, la banda británica Muse llega este sábado a España para ofrecer un único concierto en el Bilbao BBK Live Festival, convertida en referente indiscutible del rock del siglo XXI.
Desde su debut con Showbiz en 1999 (se formaron cinco años antes en Devon, Inglaterra), el trío llamó la atención por una densa violencia sónica perfectamente ensamblada con melodías farsantemente suaves, pues provocaban un surco de sangre a su paso. Un lobo con un disfraz de cordero a duras penas disimulado.
La progresión del grupo se disparó exponencialmente con Origin of Symmetry (2001) y explotó con Absolution (2003), dando ya el salto a grandes recintos con la pomposa demencia de Black hole and revelations (2006).
The Resistance (2009) no hizo otra cosa que apuntalar para toda una nueva generación su estatus referencial, engrandecido gracias a unos montajes faraónicos en grandes estadios que llevaban su música ya de por sí épica a niveles aún más altos de epopeya.
Convertidos en portavoces de toda una nueva generación, Muse alcanzaron niveles extremos de paranoia creativa con The 2nd Law (2012), que les llevaron a volver al rock básico de sus inicios en este Drones conspiranóico que alerta sobre la deshumanización de una sociedad dominada por robots asesinos sin alma.
Ese es básicamente el discurso del grupo para su actual etapa, en la que se están presentando en festivales europeos sin mastodónticos montajes, a pesar de lo cual Matthew Bellamy, Christopher Wolstenholme y Dominic Howard suenan tan batalladores como de costumbre.
Y en estas estamos cuando aprovechamos su visita a España este sábado para reflexionar sobre los cinco puntos fuertes de su reino, que aparentemente es de este mundo. Aunque eso está por ver.
ARDIENTE AMBICIÓN
Cuando uno escucha los primeros segundos de Sunburn, la canción que abre su primer disco Showbiz (1999), siente súbitamente que está sucediendo algo. Estamos ante una banda en su fase iniciática, pero su música ya entonces desprendía una ambición fuera de toda duda y unos delirios de grandeza no dejaban indiferente. Desde entonces, estas características no han hecho otra cosa que crecer hasta romper las propias costuras de ese mastodonte que ahora es Muse.
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BORRACHERA DE ÉPICA
Hablar de Muse es hablar de épica. A sus detractores les espanta, pero a sus parroquianos les colma de felicidad y les da la vida a cucharadas soperas. Ahí están Knights of Cydonia, Uprising, Survival, Supremacy, Butterflies and Hurricanes o la más reciente Mercy. Todas ellas tienen un evidente e incontrolable gran poder: insuflan un vigor capaz de hacer sentir invencible al más melifluo de los mortales.
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VISIONARIOS PERO CLÁSICOS
Muse ha redefinido el concepto de rock en el siglo XXI añadiéndole elementos de electrónica y drum & bass pero sin perder la esencia y la pegada inherente al género. Es habitual hablar de ellos como los nuevos Queen, aunque en su música también se aprecia la codicia creativa de dinosaurios del rock como Led Zeppelin y Black Sabbath. Mirar hacia atrás para coger impulso y... conquistar el futuro que está por venir, sea cual sea.
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CARISMA
El vocalista, guitarrista y principal compositor del grupo, Matthew Bellamy, bien podría ser un pequeño gran dictador o el líder de una secta apocalíptica de los últimos días. Siempre obsesionado con las teorías conspirativas de dominación mundial, su ascendencia sobre sus fieles alcanza el punto de no retorno cuando machaca su guitarra mientras lanza agudos alaridos de 'castrato' enajenado. Menos magnéticos pero con sus roles de escuderos perfectamente asimilados, Dominic y Chris son la base rítmica que pone en marcha la maquinaria para el despegue.
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CANCIONES
Después de todo, por mucho revestimiento de chapa y pintura que le pongamos al asunto con tanto concepto, tanta pirotecnia, tanta interpretación y tanto delirio escénico, tiene que haber canciones para que la cuestión funcione. Y Muse las tienen de todos los colores: las suaves Madness y Endlessly; las desatadas Hysteria, Plug in baby y Psycho; la bailonga Panic Station; las sinfónicas Exogenesys y United States of Eurasia; las progresivas Butterflies and Hurricantes y The Globalist. Incluso pareciera imposible que todas hayan sido perpetradas por la misma banda. Pero así es. Dichoso Matthew Bellamy.
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