MADRID, 11 Feb. (CulturaOcio) -
Hace ya tiempo que el omnipresente Pharrell Williams pasó de ser simpáticamente pesado a resultar irritante por sus continuas apariciones junto a artistas de todo tipo y condición, acaparando más atención de la que cualquier figura pública es capaz de soportar sin terminar siendo cargante.
Esto es algo más o menos compartido por todos, y que se debe principalmente al éxito planetario de su éxito Happy, culpable último de que haya pasado de ser un productor desconocido para el gran público a un icono del pop del siglo XXI.
Precisamente por este nuevo estatus era inevitable que terminara apareciendo en The Simpsons, la serie animada que es el termómetro último para comprobar si el nivel de fama de los personajes públicos es efímero o atesora cierta consistencia.
Y claro, tirando de sorna e ironía, en su apareción en The Simpsons, Pharrell termina siendo expulsado de Springfield por los propios vecinos, quienes le atan con los ojos vendados a un caballo después de que el músico se pasara de plasta al, efectivamente, cantar Happy.
¡Como la vida misma!
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