MADRID, 15 Sep. (CulturaOcio) -
El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder ya ha estrenado el quinto episodio de su segunda temporada y la oscuridad en la Tierra Media no hace más que crecer. Ya la primera entrega de la ficción de Prime Video dejaba ver que había una peligrosa criatura acechando en las profundidades de Khazad-dûm y, según los últimos acontecimientos, parece ser que los enanos están cada vez más cerca de encontrarse con ella.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Los siete anillos de los enanos han sido forjados y confiados al rey Durin III quien, usando uno de ellos, indica a los mineros dónde hundir su pico para encontrar la tan preciada luz natural. No obstante, y puesto que las joyas han sido corrompidas por Sauron, el príncipe enseguida se da cuenta de que su padre empieza a presentar una actitud impropia de él.
Guiado por la codicia, Durin III manda seguir explotando las minas, cavando cada vez más profundo, algo que contrasta con su mandato de no extraer mithril la pasada temporada. "Alto. Hay algo bajo las minas, Disa en persona lo ha oído, un mal desconocido, antiguo y poderoso. No debéis cavar", advierte Durin IV. Y es que la esposa del príncipe, una cantante de piedras, escuchó en las profundidades de la montaña algo que la asustó hondamente.
Tal y como mostraba la primera entrega de la ficción, en Khazad-dûm se esconde un Balrog, un demonio de fuego con el que los fans de J.R.R. Tolkien están más que familiarizados, ya que es el mismo al que se enfrentaría años después Gandalf en La comunidad del anillo, cuando la compañía atraviese una deshabitada Moria (nombre por el que se conoce también a la mina del enano).
Y es que no es ningún secreto que este Balrog, despierto a causa de la búsqueda de mithril, provocará tarde o temprano la caída de la orgullosa morada enana. Aunque en teoría esto no debe suceder hasta el reinado de Durin VI, parece ser que las decisiones del actual rey Durin III están ya sellando el destino de Moria.
"Las cantantes de la piedra dicen que oyen la montaña. Con este anillo yo puedo verla, cada pozo, cada veta, cada joya... En miles de años apenas hemos extraído un dedal del océano de sus riquezas. Disa se equivoca, no hay tal peligro", insiste Durin IV, desoyendo las advertencias de su hijo y encaminándose irremediablemente al fuego y la ruina.
