MADRID, 20 Mar. (CulturaOcio) -
Adolescencia, serie que se ha colocado en lo alto del ránking de lo más visto en Netflix, sigue la historia de un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera del colegio. Y, más allá de su dura e interesante trama, que aborda un tema de pleno interés como la proliferación de la violencia juvenil, la ficción ha sorprendido también por sus aspectos técnicos. Y es que cada uno de los cuatro episodios que componen Adolescencia están rodados como un único plano secuencia.
Queriendo profundizar en el proceso del rodaje y revelar a los fans detalles de la producción, el servicio de streaming ha publicado en sus redes sociales un vídeo del 'making of', así como una serie de respuestas a posibles preguntas que se hacen los fans.
"Si no se ven los cortes, es porque no las hay. Cada episodio se filmó realmente en tiempo real en una sola toma continua", aseguraba la plataforma en su cuenta de X, antes Twitter.
Por supuesto, el hecho de cada capítulo fuese un plano secuencia, implicó meses de ensayos previos y el rodaje varias veces de cada capítulo hasta dar con el resultado adecuado. Y es que el trabajo de los actores para cada capítulo se asemejaba mucho al que hacen los actores de teatro, interpretando su papel de principio a fin y sin cortes durante una hora, saliendo a escena (en este caso a plano) cuando lo requiere el guión.
"Inicialmente estaba previsto rodar cada episodio completo 10 veces (una por la mañana, otra por la tarde, a lo largo de cinco días), pero en realidad hubo que abandonar y reiniciar algunos intentos, por lo que algunos episodios tuvieron muchas más de 10 tomas", reveló Netflix. A este respecto cabe destacar que el primer capítulo fue una excepción, ya solo requirió de dos tomas.
"Para preparar el rodaje, se ensayaron segmentos del guión y cada día se añadía un poco más, empezando con cinco minutos el primer día y añadiendo más material a medida que avanzaban, de modo que al final de la semana ya estaban haciendo ensayos completos", escribió la plataforma, respondiendo a cómo se había preparado el reparto.
En el mismo hilo, el servicio de streaming hacía referencia al equipo de producción y sus movimientos durante el rodaje para no aparecer en el plano. Una completa coreografía que requirió de muchos ensaños aunque también reveló que a veces era necesario que algunos de los miembros técnicos permanecieran dentro del plano y, por tanto, "se les caracterizaba para que pudieran integrarse en la serie como extras".
LA ESCENA DEL DRON
Una de las escenas más impactantes de la ficción y que además planteó un dilema en la producción fue el tramo final del segundo capítulo, un episodio que, asegura Netflix, se logró rodar de forma satisfactoria en la última toma.
El capítulo termina con una persecución cerca de la escuela y luego, tras seguir un tramo del regreso de la mejor amiga de Katie en de vuelta a casa, en sus últimos compases, llevaba ya el encuadre bastante lejos, hasta el lugar del asesinato: el aparcamiento del centro comercial en el que Jamie mató a Katie. Allí mientras suena una versión de Fragile de Sting, se ve como el padre del asesino, encarnado por Stephen Graham, deja un ramo de flores en el lugar en el que fue hallado el cadaver de la joven.
"Ese momento (recorriendo esos cientos de metros en primera persona) habría parecido casi como un videojuego", explicaba Matthew Lewis, director de fotografía en el vídeo del 'making of', algo que, en su opinión, habría "distraído" a la audiencia. La solución fue "hacer que la cámara volase" atándola a un dron. "Se siente más etéreo", señaló Lewis.
"El director de fotografía lleva la cámara y sigue a una alumna del colegio hasta el semáforo con un plano amplio mientras se va al final de la jornada escolar. Antes de que cruce la carretera, un equipo acopla la cámara a un dron, que vuela una distancia de 0,3 millas a través del lugar hasta la escena del crimen, donde un operador de cámara y un equipo de ayudantes se encargan de capturar la cámara y hacer la transición a un primer plano de Stephen Graham. Fácil", resumió Netflix.
Lo cierto es que los cuatro capítulos de Adolescencia son un prodigio de coordinación y eficacia ténica, una suerte que el director, Philip Barantini, ya ejecutó con acierto en Hierve, un thriller culinario que también presenta su historia en un único plano secuencia y que, curiosamente, también estaba protagonizado por Stephen Graham.