MADRID, 10 Sep. (CulturaOcio) -
El tercer capítulo de La Casa del Dragón llevó a la familia de los Targaryen de cacería al bosque. Pese al poco entusiasmo del Rey Viserys por dicha actividad, su Mano del Rey se muestra muy insistente en la caza de un gran ciervo blanco como regalo de cumpleaños para Aegon, el hijo del monarca. Sin embargo, el ciervo finalmente se cruzará con Rhaenyra, guardando un gran significado que interpela al futuro del Trono de Hierro.
La Mano del Rey de Viserys, Otto Hightower, es también el padre de la reina consorte, Alicent Hightower. Desde que esta era muy joven, fue él quien condujo los pasos de Viserys Targaryen para que el matrimonio se fraguase con éxito. El objetivo de Otto, por tanto, siempre fue el de conseguir que su linaje estuviera lo más cerca posible del Trono de Hierro.
Cuando Viserys y Alicent tienen a su primer hijo, Aegon, Otto ve la posibilidad de que sea el pequeño quien ocupe, a la muerte del ya enfermo rey, el Trono de Hierro y gobierne sobre Poniente. Pero por el momento la sucesora es Rhaenyra, hermanastra mayor de Aegon y primogénita de Viserys que fue nombrada formalmente heredera tras la muerte de su madre, la reina Aemma Arryn, y de su hijo recién nacido. Pero, al tratarse de una mujer, todo el reino da por supuesto que perderá su derecho a la corona más pronto que tarde.
En este contexto hay que entender el pasaje y las imágenes que la serie muestra sobre el ciervo blanco en la cacería que se organiza por el segundo cumpleaños de Aegon. El extraordinario animal es descubierto en el bosque real coincidiendo con la festividad del más joven de los Targaryen. Esto es recibido como una suerte de mensaje divino sobre que es él quien debe sentarse en el trono en el futuro.
Y es que, dentro de la mitología y leyendas de los Siete Reinos, el ciervo blanco es símbolo de realeza, y los implicados en la política del momento no desaprovecharán la oportunidad de jugar sus cartas.
Tanto Otto Hightower como buena parte de Desembarco del Rey considera la presencia de la criatura en el cumpleaños del joven príncipe como una señal de que los dioses también están del bando de Aegon. Esto les sirve como excusa para poner aún más presión sobre Viserys para que finalmente tome la decisión de cambiar de heredero. Su hija, de acuerdo a sus pensamientos y a las rancias tradiciones de Poniente, no es válida para el puesto, que requiere de una presencia masculina. Pero el ciervo blanco tiene otros planes...
Comienza entonces una cacería en la que los aliados de Hightower ponen todos sus esfuerzos en encontrar al ciervo blanco y matarlo como obsequio para Aegon. Pero el animal se muestra escurridizo y no se deja ver por ninguno de ellos.
Por el contrario, se presenta únicamente ante Rhaenyra, que no le estaba prestando demasiado interés a la caza y que por supuesto no hace intento alguno en matarlo. Este breve encuentro, que tiene lugar después de que la princesa escape del campamento y pase la noche a la intemperie junto a Ser Criston Cole, simbolizaría que es ella quien debe seguir siendo la legítima heredera del rey Viserys. La Targaryen que está predestinada a sentarse en el codiciado Trono de Hierro.