MADRID, 21 Jun. (CulturaOcio) -
La segunda temporada de La Casa del Dragón ha arrancado retratando uno de los eventos que fueron determinantes en el estallido de la Danza de Dragones. Se trata del pasaje conocido como Sangre y Queso protagonizado por dos oscuros personajes de Desembarco del Rey que pasaron a la historia de Poniente con estos sombrenombres. Dos despiadados buscavidas cuyo destino está ya escrito, cómo no, en las páginas de las novelas de George R.R. Martin.
((ATENCION: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Tal y como ya sabrán los seguidores de la serie, en el primer capítulo de la segunda temporada Daemon, movido por su deseo de venganza tras la muerte de Lucerys, que junto a su dragón Arrax, fue asesinado por la descomunal Vhagar a cuyos lomos viajaba el cruel Aemond Targaryen, busca acabar con la vida de este último.
Así, contrata a uno de sus antiguos hombres en los capas doradas (la Guardia de Desembarco del Rey que Daemon comandaba) y a un cazador de ratas de palacio para que se escabullan dentro de los pasadizos secretos de la Fortaleza Roja y maten a Aemond en sus aposentos.
Pero Sangre y Queso no consiguen encontrar al príncipe tuerto... sino que llegan hasta los aposentos la reina Helaena, la hermana y esposa de Aegon II, y dos de sus pequeños hijos. Entonces obligan a la joven monarca que les diga cuál de los dos pequeños es el varón. Si no lo hace, les matarán a los tres. Aterrada, Helaena acaba apuntando hacia su hijo, Jaehaerys. En ese momento, Sangre y Queso le decapitan mientras la Targaryen, aterrada y sorprendemente muda, recoge a su hija y se marcha aterrada en busca de ayuda.
Y aunque la serie ha recreado este pasaje de forma mucho menos sádica y cruel de cómo se recoge en Fuego y Sangre, la novela de Martin en la que se basa la serie, sí que se antoja justo y necesario acudir a las páginas del libro original para adelantar qué será de estos ya infames asesinos.
FUGA, TORTURAS Y CONFESIÓN
Así, en la novela asegura que "por extraño que parezca, el cazador de ratas y el carnicero mantuvieron su palabra" así que no lastimaron a la reina Helaena ni a sus otros hijos y "simplemente se fugaron con la cabeza del príncipe". Tras el asesinato del pequeño, en palacio se dio la voz de alarma pero, relata Martin, "Queso conocía más pasadizos secretos que los guardias y consiguieron escapar".
Es decir, que los asesinos salieron de la Fortaleza Roja libres... aunque no sería por mucho tiempo. "A Sangre lo aprehendieron dos días después en la Puerta de los Dioses, cuando intentaba abandonar Desembarco del Rey con la cabeza del príncipe Jaehaerys en una alforja del caballo", revela el libro que también señala que, después de ser torturado, el antiguo capa dorada "confesó que pretendía llevarla a Harrenhal para cobrar la recompensa del príncipe Daemon".
La novela también señala, y aquí la serie de HBO diferirá ya necesariamente del material original, que el soldado "facilitó una descripción de la prostituta que los había contratado: una mujer mayor, extranjera a juzgar por el acento; llevaba capa y capucha y era muy pálida. Las otras fulanas la llamaban Miseria". Algo que, será diferente en la serie ya que en La Casa del Dragón es el propio Daemond el que se traslada hasta Desmbarco del Rey para contratar a los asesinos.
Finalmente, y "tras trece días de tormento" permitieron morir a Sangre. En este punto Martin especula con que, movida por un gran sentimiento de rabia, "la reina Alicent ordenó a Larys que averiguase su verdadero nombre, para así poder bañarse en la sangre de su mujer e hijos", pero es algo que no está confirmado.
SUERTE DISPAR
Mejor suerte corrió su complinche, el cazador de ratas, que no fue apresado. "Ser Luthor Largent y sus capas doradas rastrearon la calle de la Seda de principio a fin, desvistiendo a todas las rameras de Desembarco del Rey, pero no encontraron ni rastro de Queso ni del Gusano Blanco", dice la novela que también relata los esfuerzos, vanos, del rey Aegon II por dar con el asesino de su heredero llegando incluso a ordenar "que se prendiera y ahorcara a todos los cazadores de ratas de la ciudad".
"Y así se hizo. Ser Otto Hightower llevó cien gatos a la Fortaleza Roja para remplazarlos", revela Martin que en Fuego y Sangre también profundiza, aunque brevemente, en las secuelas que este traumático suceso tuvo para la reina Helaena. "No comía, no se bañaba, no abandonaba sus aposentos y no soportaba mirar a su hijo Maelor, a sabiendas que lo había condenado a morir. El rey no pudo hacer nada salvo apartar al niño de su lado y confiárselo a su propia madre, la reina viuda Alicent, para que lo criara como si fuera suyo", relata el libro.
Y es que el asesinato del joven Jaehaerys con solo seis años, rompió definitivamente el matrimonio, que nunca fue muy sólido verdaderamente, de Aegon y Helaena que "dormirían en habitaciones separadas". "La reina se sumergía cada vez más en la locura y el rey se encolerizaba, bebía y se volvía a encolerizar", concluye Martin.