MADRID, 19 Mar. (CulturaOcio) -
En Daredevil: Born Again Wilson Fisk y su esposa Vanessa parecen estar más distanciados que nunca. La serie ha ido dejando pequeñas pistas de lo que llevó a la crisis del matrimonio, señalando a la prolongada ausencia de Fisk tras ser disparado en el ojo por Maya López/Echo como la principal causa de la misma. Además, la ficción había dejado caer el nombre de un tercero en discordia, alguien llamado Adam del que finalmente se ha podido saber un poco más.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Si bien el breve pero intenso diálogo entre Fisk y Vanessa al final del primer episodio de Daredevil: Born Again daba a entender que la mujer había tenido una relación romántica con un tal Adam mientras su marido se recuperaba de sus heridas lejos de ella, el cuarto capítulo no hace sino confirmarlo. "Qué estupidez, es un término ridículo, no fue un safari, sino una traición", protesta Fisk cuando, durante una sesión de terapia de pareja, Heather les pide que hablen de la "aventura" de Vanessa.
"Te habías ido, ni siquiera sabía si pretendías volver algún día", acusa por su lado Vanessa, remarcando que esa fue la verdadera traición. La mujer confiesa además que se sintió atraída por Adam debido "a sus manos". "Dibujaba unos bocetos preciosos", recuerda, exponiendo que no pertenecía al mundo de su marido.
Profundizando en lo que sintió cuando Fisk se marchó, Vanessa expresa que fue "como si le arrancaran parte de su ser" y que removió algo en ella. "Mi padre era del sector textil. Se pasaba semanas fuera de casa. Bebía y jugaba. Aquello hizo polvo a mi madre, la destrozó. Yo dejé de respetarla por eso", explica.
En todo caso, Vanessa saca a relucir que no pudo zanjar la aventura y Fisk admite que tuvo una charla con Adam en la que "aclararon las cosas". Cuando su mujer le pide detalles, este rehúsa dárselos y ella sospecha por el destino de su amante, consciente de sus "métodos extremos". El alcalde asegura que ya no es esa persona, que su encuentro con Adam no "nada malintencionado" y que simplemente le habló de sus sentimientos, de que no se "podía imaginar una vida plena" sin su esposa.
Aunque al final de la sesión ambos cónyuges afirman no saber el paradero de Adam, más tarde se demuestra que al menos uno de ellos ha mentido. Y es que Fisk, al contrario de lo que había dicho, no se limitó a hablar con Adam, sino que lo hizo prisionero. Así, en los últimos compases del episodio, el alcalde aparece disfrutando de un almuerzo frente a la celda donde un desaliñado Adam le suplica piedad.
De momento, el alcalde cumple la palabra que le diera a Vanessa de que no mataría a su amante, es más que patente que Fisk no parece tampoco muy dispuesto a perdonar y olvidar y que, aunque no le ha quitado la vida a Adam, ha hecho todo lo posible para que sufra, un indicativo claro de que sigue siendo el mismo hombre de antaño.