MADRID, 21 Nov. (CulturaOcio) -
Goku murió de un ataque al corazón. Vegeta y el resto de héroes también murieron intentando parar a los androides C-17 y C-18, las dos máquinas de matar más perfectas que la Tierra ha visto hasta ahora. Gohan, un jovencísimo Trunks y el desesperado plan de Bulma son la única esperanza para una humanidad diezmada hasta casi la extinción.
Estas son, a muy grandes rasgos, las líneas maestras que conforman el esqueleto de arranque de Dragon Ball Z: Light of Hope, ese cortometraje fan-made que maravilló a propios y a extraños hace un par de años y que, gracias al empeño de sus creadores, Robot Underdog, y a la ayuda de los seguidores del universo creado por Akira Toriyama, ve ahora la luz como película.
Un mediometraje de 35 minutos de duración creado por Donnie McMillin & Rita McMillin que adaptada el capítulo especial Un futuro diferente: Gohan y Trunks de Dragon Ball Z y en el que los fans de Goku, Vegeta, Piccolo y compañía encontrarán la épica, y también la brutalidad y desolación, que la legendaria saga se merece.
Un tono y una estética casi perfectos, dentro de sus limitaciones de presupuesto, y un enorme respeto por el espíritu de la obra de Toriyama, algo que no supo o no quiso tener la ridícula Dragon Ball: Evolution, la única y lamentable película de acción real que hasta ahora se ha hecho de Bola de Dragón.
Tras esta primera entrega Dragon Ball Z: Light of Hope promete volver con más aventuras y para eso vuelve a solicitar la ayuda a los fans para continuar creando nuevo material y "seguir haciendo este sueño realidad".