MADRID, 12 Abr. (CulturaOcio) -
Fallout, la adaptación a imagen real de la icónica saga de videojuegos apocalípticos, ya se ha estrenado en Amazon Prime Video. En sus ocho capítulos l ambicioso proyecto narra una nueva historia que es canon dentro de la franquicia y que tiene a tres personajes como protagonistas. Una de ellas es Lucy, una Moradora de Refugio. Después está Máximus, miembro de la Hermandad del Acero. Y por último está el más llamativo, Cooper Howard, el Necrófago (The Ghoul).
Este personaje es interpretado por Walton Goggins y muestra un aspecto terrible. Su rostro está totalmente consumido y parece un cadáver de color rojo. Además, en la serie se descubre que no es la única persona así, sino que hay muchos de su tipo. Algo que los fans de los videojuegos de Fallout conocen más que de sobra.
Los necrófagos son una suerte de zombis. Antaño eran personas normales, tal y como muestra el prólogo porotagonizado por el propio Goggins y su hija, pero cuando estalló la Gran Guerra 200 años antes del inicio de la historia de la serie, fueron totalmente afectados por la radiactividad.
Su piel se quemó por completo y algunas partes de su cuerpo, como la nariz, desaparecieron tras el apocalipsis nuclear que arrasó con (casi) todo en el planeta. Sin embargo, sus mentes permanecieron intactas.
Pero además, a estos supervivientes del holocausto nuclear, la radiación les concedió dos habilidades extraordinarias. Por un lado, una enorme longevidad vital. Ese es el motivo por el que Cooper se mantiene vivo y relativamente joven y ágil a pesar de haber nacido hace más de dos siglos. Y por otro lado, los necrófagos también tienen capacidades regenerativas muy rápidas, lo que les hace inmunes a heridas o disparos de muchos tipos de balas, además de a la radiactividad del Yermo.
Sin embargo, estos dones traen consigo una terrible maldición. Con el tiempo, sin que haya una ciencia exacta que lo determine, todos los necrófagos acaban convirtiéndose en salvajes. Esto hace que pierdan el control y su raciocinio desaparezca. Finalmente, acaban comportándose como unos violentos zombis que solo quieren acabar con todo a su paso.
Dado este peligro que suponen para cualquier ser vivo, la sociedad de la superficie suele rechazarlos y marginarlos por completo. Eso hace de su supervivencia algo todavía más duro y complejo en un mundo tan hostil como el de Fallout. Por último, hay que señalar que, aunque la mayoría de necrófagos provienen de la Gran Guerra, también es posible convertirse en uno más adelante, tal y como se muestra en la serie.