MADRID, 5 Feb. (CulturaOcio) -
Griselda, la serie protagonizada por Sofía Vergara, ya está en Netflix, donde se ha colocado entre lo más visto de la plataforma. La producción está basada en la narcotraficante colombiana que operó en Miami en los años 70 y 80 y, aunque no deja de ser ficción, la historia bebe de muchos hechos reales. Y algunos son tan sorprendentes y rocambolescos como el escándalo por sexo telefónico que acabó siendo clave en el juicio contra la conocida como 'Reina de la Cocaína'.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
En la serie, el personaje de Vergara se entrega a la policía para huir de la ira de su rival, Rafa Salazar. Griselda sabía que no podía ser acusada de todos los asesinatos que había cometido, por lo que lo máximo a lo que se enfrentaría de esta manera sería a unos años de cárcel, mientras que si Salazar la encontraba acabaría con ella por considerarla culpable de la muerte de novia. No obstante, Jorge 'Rivi' Ayala, su sicario, es arrestado también y acuerda testificar contra ella.
No obstante, Rivi encuentra una manera de desacreditarse como testigo al mantener sexo telefónico con una secretaria de la oficina del fiscal del estado de Miami-Dade, interpretada por Eva La Dare. El escándalo compromete el caso y Griselda evita la pena capital. Por muy descabellado que parezca, este detalle no ha sido inventado por los guionistas sino que forma parte de los eventos reales.
Associated Press recoge así los hechos en una noticia de la época: "Dos secretarias de la oficina del fiscal del estado de Miami-Dade han sido suspendidas sin sueldo por las acusaciones de que tuvieron sexo telefónico con un asesino confeso de una red de cocaína y cobraron giros postales que él les envió.
Los fiscales temen que la relación de las mujeres con el preso federal Jorge Ayala pueda poner en peligro el juicio por triple asesinato de Griselda 'La Madrina' Blanco que se celebrará el mes que viene. Ayala es testigo en el caso y las secretarias tenían acceso a los archivos de los fiscales".
La ficción acaba cuando Griselda ha cumplido ya su condena y se entera de la muerte de sus tres hijos mayores, en un desenlace que marca el verdadero final de la orgullosa narcotraficante que había sido y que, en el fondo, había querido dar una vida mejor a sus hijos. En la vida real Blanco fue deportada a Colombia tras salir de prisión y allí vivió hasta que fue asesinada a los 69 años.
