MADRID, 28 Mar. (CulturaOcio) -
'El hoyo', la ópera prima de Galder Gaztelu-Urrutia, se ha convertido en el último éxito inesperado de Netflix. La cinta, que se estrenó en cines el 8 de noviembre del pasado año, arrasa en en el servicio de streaming bajo su título en inglés, The Platform, en un momento en el que buena parte de la población mundial está confinada en sus casas a causa del coronavirus. Y puede que, aunque su temática no esté relacionada directamente con la pandemia como ocurre con filmes como 'Contagio' o 'Estallido', la cinta tiene a sus protagonistas hacinados en un espacio cerrado encarando momentos cruciales en los que han de decidir si ser solidarios o guiarse por la máxima del 'Sálvese quien pueda'.
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De hecho, es esta premisa la que ha hecho que, aunque la cinta sea una alegoría distópica sobre la desigualdad en la sociedad, se convierta en una metáfora cinematográfica sobre las consecuencias del COVID-19. Su trama muestra cómo un grupo de personas son confinadas en pareja en un número desconocido de plantas. Los motivos por los que han ingresado cada una de ellas son diversos, desde penas de cárcel hasta actos voluntarios.
Es el que desde la planta 0 se ofrezca un lujoso banquete que debe ser repartido a placer entre las distintas plantas lo que provoca que se encuentre un símil entre lo que está viviéndose con la pandemia y lo que padecen los personajes de la cinta. Como puede verse, los cautivos de las primeras plantas arrasan con casi toda la comida que hay en el banquete, dejando porciones minúsculas que ni siquiera llegan a las plantas más bajas.
Salvando las distancias, algo similar ha pasado desde que se anunciase que los infectados por coronavirus se incrementaban de forma exponencial. Han sido muchas las imágenes que han podido verse en los informativos de ciudadanos arrasando con las existencias de comida en supermercados. De hecho, lo más ha llamado la atención ha sido cómo se ha acabado con todo el papel higiénico.
Dichas escenas han dejado en evidencia la clara falta de solidaridad hacia los demás, como también pasa en la cinta de Gaztelu-Urrutia, en la que aquellos que están en los pisos superiores dejan sin comida a los que están en plantas inferiores. Aunque en la película vayan intercalándose de forma mensual, alguien de la planta 3 puede acabar en la 303, esto, al contrario, incita en la insolidaridad de los personajes.
Pero no solo la desigual distribución de alimentos sirve de símil, en 'El hoyo' salen a relucir los instintos más primarios de los confinados, mostrando actos claramente racistas.
Es muy simbólico cómo Baharat, que es negro, intenta escalar una planta y cómo la gente que está en ese nivel le lanza una cuerda para después defecar sobre él, una metáfora sobre aquellos inmigrantes que se lanzan al mar para llegar a Europa, que durante la crisis del coronavirus se traduce en un cierre total de fronteras o en escuchar comentarios xenófobos relacionados con China, donde se originó la pandemia.
También está la desinformación, que abunda en situaciones así. En la película nadie sabe con exactitud cuántas plantas hay (finalmente se descubre que son 333), como tampoco cómo se acaba encerrado en esa estructura piramidal.
Finalmente está el desenlace, con la niña como "mensaje", que en estos días de confinamiento puede interpretarse como la esperanza no solo al fin de la cuarentena, sino también a mirar hacia el porvenir de cara a posibles futuras pandemias