MADRID, 19 Jul. (CulturaOcio) -
De entre todos los momentos notables que dejó Dragonstone (Rocadragón), el primer capítulo de la séptima temporada de Juego de tronos, sería difícil rescatar alguno por encima del resto. Arya, Daenerys, Jon, Sansa Cersei, Euron y también El Perro protagonizaron reencuentros, promesas, llegadas, venganzas... y la penúltima temporada no ha hecho más que empezar.
((ATENCIÓN: ESTA TEMPORADA CONTIENE SPOILERS))
Pero de entre todos los grandes pasajes que mostró del regreso de la serie basada, cada vez de forma más libre, en los libros de George R.R. Martin, uno de los más emotivos, con una emoción contenida y recia, fue el que protagonizó Sandor Clegane. El recompuesto personaje interpretado por el siempre impecable Rory McCann, viaja ahora en compañía -las vueltas que da la vida en Poniente- del tantas veces resucitado Beric Dondarrion -al que él mismo mató en una ocasión- y del sacerdote rojo Thoros de Myr -el encargado de traer a la vida una y otra vez al ya maltrecho Ser Berric-.
En para resguardarse del temporal -el Invierno ya está aquí- estos restos de la 'Hermandad Sin Estandartes' encuentran una pequeña cabaña aislada, en mitad del camino. Lo que antaño fue un modesto pero cálido hogar ahora parece totalmente abandonado. Dentro, los viajeros encuentran dos cadáveres: los restos de un adulto y a su lado, abrazado a él, el cuerpo ya descompuesto de una niña pequeña.
Una imagen ante la que el Perro se queda petrificado. Y es precisamente por la visión de dos cadáveres, un guerrero tan curtido como él y con un historial de atrocidades como el suyo, no debería verse impresionado ante dos cuerpos. Pero la verdad, y aunque él lo niegue, es que para el menor de los Clegane no se trababa de dos muertos más.
En la tercera temporada, durante su viaje acompañado de Arya Stark a que pretende entregar al mejor postor, el Perro agredió y robó el dinero a un granjero que les dio cobijo en esa cabaña. Fue por tanto él quién condenó a ese padre y a su hija a una muerte segura al quitarles lo poco que tenían.
Tal y como se explica en este capítulo, el cuchillo en el suelo y posición de los cádaveres indican que el padre, antes de ver a su hija morir de hambre, decidió matarla cortándole el cuello para después acabar también con su sufrimiento quitándose la vida.
Dos muertos que ahora pesan ya más que nunca sobre la conciencia de Sandor, que se ha pasado de ser un matón al servicio de los Lannister y del vil Joffrey en una suerte de tosco anti-héroe... que tiene su corazoncito. De hecho, poco después la serie muestra como el Perro entierra los dos cadáveres e intenta incluso recita una plegaria por sus almas. "Merecíais algo mejor, los dos", termina diciendo.