MADRID, 4 Ene. (CulturaOcio) -
Percy Jackson y los Dioses del Olimpo ha alcanzado ya el ecuador de su primera temporada en Disney+. Los jóvenes héroes interpretados por Walker Scobell, Leah Jeffries y Aryan Simhadri continúan su misión en busca del rayo de Zeus, rumbo al Inframundo y enfrentando numerosos peligros en el camino, como la quimera del último capítulo.
La serie adapta el primer libro de la saga homónima de Rick Riordan, que ya fue llevado a la gran pantalla en 2010 por Chris Columbus. Desde un inicio, la ficción de Disney+ ha querido diferenciarse del filme, que no gustó ni a los fans ni al propio escritor y la cuarta entrega ha incluido una parte olvidada en la anterior adaptación.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Tras haber derrotado a Medusa en el tercer episodio, el trío protagonista se ve amenazado por un nuevo peligro sacado de la mitología griega. Equidna, madre de todos los monstruos, persigue a los héroes hasta acorralarlos en el Arco Gateway en San Luis, donde azuza a una de sus criaturas contra Percy.
Lo que hasta entonces había tenido la apariencia de un chihuahua debido a la niebla, el velo que oculta el mundo mítico a los mortales, se convierte en la quimera. El monstruo es un híbrido de león, cabra y dragón, lo que se traduce en elementos de las tres especies mezclados en un solo y terrorífico ser capaz de escupir fuego.
Percy queda encerrado en el Arco de Gateway y se enfrenta solo a la quimera, dando tiempo a Grover y Annabeth para huir. La lucha acaba con él precipitándose al río Mississippi, momento en el que descubre que, como hijo de Poseidón, puede respirar bajo el agua. También es entonces cuando una nereida, una ninfa acuática, le sale al encuentro y le dice que su padre se preocupa por él.
El mensaje de la nereida abre la posibilidad de que Poseidón no sea el padre ausente y desinteresado hacia el que Percy ha aprendido a sentir tanto resentimiento. Sin embargo, habrá que esperar a futuros episodios para comprobar cómo se desarrolla la difícil relación padre-hijo.