MADRID, 4 Oct. (CulturaOcio) -
El estreno en televisión de Westworld, la nueva serie estrella de HBO, ha reabierto el Estados Unidos el eterno debate sobre la gratuidad de la violencia en la pequeña pantalla. Sus creadores y una de las protagonistas de la polémica ficción, no han tardado en defender su obra.
En concreto uno de los showrunners, Jonathan Nolan, ha afirmado que: "A nadie le gusta la violencia en el mundo real pero estamos fascinados por ella en la pantalla. Vemos un montón de violencia en televisión y hay una gran desconexión entre lo que sentimos sobre verlo ahí y hacerlo en el mundo que nos rodea. Encontramos la violencia tan aborrecible como siempre, pero aún así nos sentimos atraídos hacia ella".
No obstante, Nolan aclara que mantienen su actitud humilde: "No pretendemos crear algo didáctico o moralizante. Personalmente, hemos disfrutado rodándola de igual forma que todos disfrutamos viendo todas esas series violentas, que son la mayoría. La brutalidad que sufren nuestros personajes no les impide resetear y volver a vivir su vida".
Precisamente sobre esa cuestión, se ha pronunciado una de las protagonistas, la actriz Evan Rachel-Wood: "Es absolutamente muy duro. No me gusta la violencia gratuita, pero esperaría a ver el contexto en el que es utilizada. Conforme la serie avance, será usada como un recurso para examinar nuestra humanidad y el por qué hallamos ese tipo de cosas entretenidas".
De hecho, Wood afirma que "el rol de las mujeres en esta serie va a ser revolucionario. Le diría a la gente que le diese una oportunidad a la serie y espere a ver lo que ocurre. Pueden sorprenderse".
LA HEREDERA DE LA CORONA
Señalada como sucesora de Juego de Tronos, el argumento de Westworld se centra en tres conceptos troncales: la inteligencia artificial, la naturaleza humana y el alumbramiento de la conciencia. Westworld es un parque de atracciones para gente adinerada afincado en una época futurista. Sus habitantes son conocidos como "anfitriones" y son androides programados para ofrecer en torno a 100 hilos narrativos a sus visitantes.
Unos turistas que entran a un oasis recreativo al margen de la ley donde pueden hacer lo que quieran a quien quieran sin sufrir las consecuencias de sus actos. Un libre albedrío que en argot gamer recuerda al de la saga GTA y los sandbox de mundo abierto. Por tanto, los únicos límites establecidos son los de la propia imaginación. Un viaje hacia la satisfacción de los instintos más oscuros y depravados que pueden saciarse en este entorno artificial.