MADRID, 8 Ago. (CulturaOcio) -
La adaptación del 'best seller' de 2002 de Erik Larson, The Devil in the White City (El diablo en la Ciudad Blanca), es un proyecto que ha traído no pocos dolores de cabeza a sus productores, Leonardo DiCaprio y Martin Scorsese. Y es que, casi quince años después de que DiCaprio adquiriera los derechos de la novela (y que antes estuvieron en poder de Tom Cruise), esta sigue sin materializarse ni en la gran ni en la pequeña pantalla... si bien las últimas informaciones apuntan a que aún hay esperanzas.
"No es inminente, pero nunca está lejos de mi mente", revelaba la productora Stacey Sher, en declaraciones a Deadline. Sher aseguraba que ella no se rendía con ese proyecto y confirmaba además que tanto DiCaprio como Scorsese seguían siendo parte del mismo, así como Rick Yorn y Jen Davisson. "Seguimos todos involucrados", señalaba.
Inicialmente, la adaptación de The Devil in the White City iba a ser una película dirigida por Scorsese y protagonizada por DiCaprio, quien encarnaría a un despiadado asesino en serie. En 2019, sin embargo, el proyecto había tomado la forma de una miniserie para Hulu de solo dos capítulos, con Keanu Reeves en uno de los papeles principales y Todd Field detrás de las cámaras... Pero ambos abandonaron la producción, que finalmente no siguió adelante en la plataforma. Por aquel entonces, según recogía The Hollywood Reporter, las fuentes aseguraron que los productores de ABC Signature seguían comprometidos con el drama e intentarían ofrecer la ficción a otras cadenas o plataformas.
The Devil in the White City (El diablo en la Ciudad Blanca) sigue los pasos del Doctor Henry Howard Holmes, un hombre cuyo verdadero nombre era Herman Webster Mudgett y que, a finales del siglo XIX confesó una veintena de asesinatos, aunque hay investigaciones que le atribuyen hasta 300 crímenes en el horrible hotel con aspecto de fortaleza medieval que construyó para perpetrar sus asesinatos, el infame 'Castillo de Holmes'.
"Los dos eran inteligentes y tozudos, y el afán de triunfar los empujó cada vez más lejos: el arquitecto Daniel Hudson Burnham recibió el encargo de diseñar y construir los pabellones de la Exposición Universal de Chicago, que abriría sus puertas en mayo de 1893; Henry H. Holmes era médico y decidió aplicar sus conocimientos durante el evento expositivo de la manera más cruel. Mientras Burnham levantaba las paredes de unos palacios espectaculares, Holmes mandó construir, en los sótanos de su casa, unas salas de tortura en las que encontrarían la muerte un sinfín de mujeres", reza la sinopsis oficial del libro.