MADRID, 17 Abr. (CulturaOcio) -
El cielo carmesí, el noveno y penúltimo capítulo de Shogun, ha presentado a unos tan sigilosos como letales asesinos. Se trata de los shinobi, unas fuerzas de élite especializadas en operaciones sorpresa que, efectivamente, existieron en el Japón de antaño y que en occidente son conocidos por su denominación más popular, ninjas.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
En el tramo final del episodio 9 de Shogun, Yabushige redobla su traición y, siguendo las órdenes de Ishido, en plena noche abre las puertas del palacio a unos asesinos vestidos de negro, encapuchados y con el rostro cubierto casi en su totalidad. Su objetivo no es otro que acabar con la vida de Mariko después de que la valerosa mujer desafiara a Ishido y le obligara -bajo la amenaza de suicidio y siguiendo las instrucciones de Toranaga- a dejarla marchar de su fortaleza en Osaka.
"Son shinobi y vienen a por mí", dice Mariko tras reducir a uno de estos terribles asesinos vestidos de negro, con la cara cubierta y armados con katanas y shurikens (las estrellas de metal o estrellas ninja) que sorprenden a toda la delegación (o mejor, dicho rehenes) de Toraga mientras dormían.
Y es que el término "shinobi" y el término "ninja" son sinónimos que se refieren al mismo tipo de letales y sigilosos guerreros adiestrados para llevar a cabo misiones muy específicas y en muchos casos "extraoficiales" como asesinatos, espionaje, sabotaje, secuestros o infiltración tras las líneas enemigas.
Eso sí en la época en la existieron, que abarca un periodo muy amplio que va desde el siglo VI hasta el siglo XVII, se les conoció como "shinobi" y no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando, a través de la popularización y mitificación de sus hazañas y su estética, con la inclusión de elementos místicos y mágicos asociados a sus artes de lucha y combate, se popularizó el término "ninja" que es como se les dio a conocer en occidente.
MAESTROS DEL SIGILO
De hecho, la palabra "ninja" deriva de la lectura que se hace de los kanji utilizados para escribir el término original que se empleaba en el japonés para referirse a estos guerreros, "shinobi-no-mono". Una palabra que señalaba a los practicantes del ninjutsu, entendido este no como arte marcial, sino como tácticas de guerra. Así "nin" significa algo así como escabullirse o zafarse y "jutsu" arte o destreza. Combinados darían lugar a un término para referirse a los maestros del sigilo.
"Ukami", "kanja", "onmitsu", "ninjyutsusha" o "ninsha" son otras de las denominaciones que a lo largo de su dilatada trayectoria histórica han recibido esta suerte de mercenarios de élite a los que los señores feudales y mandatarios de Japón encargaban operaciones encubiertas.
Su tarea más importante era infiltrarse en las líneas enemigas para informar sobre la situación del enemigo a su señor. De hecho, eran maestros del disfraz estando adiestrados también en diferentes dialectos, modales e incluso profesiones para poder mezclarse con la población local. Su objetivo no era otro que pasar totalmente desapercibidos mientras recaban valiosa información para su señor que permitiría preparar un ataque posterior o destabilizar al enemigo.
APARIENCIA Y ARMAS
En cuanto a su apariencia, en contra de la imagen que se popularizó de los shinobi con su traje negro de pies a cabeza, su capucha y su cara cubierta, lo cierto es que para llevar a cabo con éxito sus misiones la clave solía ser pasar desapercibido, lo que requería, tal y como se ha mencionado, mimetizarse con el entorno y no llamar la atención.
Por tanto, y más allá de los diferentes disfraces que adoptaban según la ocasión, en el desarrollo de operaciones nocturnas las vestiduras negras o azul oscuras serían las más apropiadas pero si, por ejemplo debían ejecutar una emboscada en un paraje nevado, los ninjas vestían de blanco.
En cuanto a su vertiente más letal, los shinobi usaban un amplio arsenal de armas y artefactos. Así, además la katana, que solía ser más recta y corta que la versión más tradicional de la espada japonesa para facilitar sus rápidos y sigilosos movimientos, también iban provistos de cerbatanas, cadenas, cuerdas y, cómo no, las ya célebres estrellas ninja. Los shinobi eran, además, maestros en el combate cuerpo a cuerpo y expertos en la preparación de venenos y pócimas además de en la elaboración y detonación de explosivos.