MADRID, 5 Sep. (CulturaOcio) -
El cuarto capítulo de la segunda temporada de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder ha llegado a Prime Video. Y, entre sus muchas revelaciones, esta nueva entrega ha presentado a los seguidores de la ficción una nueva especie de medianos, otros ancestros de los Hobbits diferentes de los Pelosos.
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Tras separase de El Extraño en su viaje hasta Rhun, las dos pelosas que acompañan al misterioso Istar se cruzan con un simpático congénere llamado Merimac... aunque todos lo conocen como Nadie. "¿Aquí hay pelosos?", preguntan asombradas. "¿Qué es un peloso?", replica el otro mediano incluso con más sorpresa. Tras las presentaciones de rigor, que hacen la chispa entre Merimac y Poppy salte de forma casi instantánea, las jóvenes obligan a Nadie llevarlas hasta su aldea.
Allí, en su próspero y acogedor poblado, Nori y Poppy conocen a los Fuertes (Stoors, en inglés) y a su lider Gundabale. Pelosos que viven en agujeros? No parece natural", dice Nori. Eso es porque no somos Pelosos, somos Fuertes", corrije la líder encarnada por Tanya Moodie. Y es que, a diferencia de los Pelososos que son un pueblo nómada, estos Fuertes, prefieren vivir asentados en poblados estables y, como luego harán los Hobbits, en agujeros en la tierra.
Y es que, al igual de los Pelosos, los Fuertes son ancestros de los hobbits formando una de las tres razas en las que se dividen los medianos en la Segunda Edad (Pelosos, Fuertes y Albos). A rasgos generales todos eran bastante similares al pueblo de Bilbo, Frodo y compañía, pero estas pero que contaba también ciertas características especiales.
Así, en el prólogo de La Comunidad del Anillo, J.R.R. Tolkien exploró la historia de los hobbits a manera profunda, hablando tanto de sus características físicas como de la personalidad que suelen tener, sin olvidar su historia y evolución como especie, es ahí donde menciona a estos antepasados remotos.
"Los Pelosos eran de piel más oscura, cuerpo menudo, cara lampiña, y no llevaban botas; de manos y pies bien proporcionados y ágiles preferían las tierras altas y las laderas de las colinas", describe el autor. En cuanto a los Fuertes, Tolkien señala que "eran más anchos, de constitución más sólida; tenían pies y manos más grandes; preferían las llanuras y las orillas de los ríos". "Los Albos, de piel y cabellos más claros, eran más altos y delgados que los otros: amaban los árboles y los bosques", revela.
En su descripción, el escritor también señala que los Pelosos "eran la especie más normal, representativa y numerosa de los Hobbits y también la más sedentaria y la que conservó durante más tiempo el hábito ancestral de vivir en túneles y cuevas".
"Los Fuertes vivieron muchos años a orillas del Río Grande, el Anduin y temían menos a los Hombres. Vinieron al oeste después de los Pelosos y siguieron el curso del Sonorona hacia el sur; muchos de ellos vivieron un tiempo entre Tharbad y los límites de las Tierras Brunas antes de volver al norte", apunta.
En cuanto a los Albos, el pueblo menos numeroso, eran "una rama nórdica, más amiga de los Elfos que el resto de los Hobbits y más hábil para el lenguaje y los cantos que para los trabajos manuales". "Siempre habían preferido la caza a la agricultura. Cruzaron las montañas al norte de Rivendel y descendieron el Fontegrís. Muy pronto se mezclaron en Eriador con las ramas ya establecidas allí, pero como eran más valientes y más aventureros, se los encontraba a menudo como jefes o caudillos en los clanes de los Pelosos y los Fuertes", señala Tolkien que apunta que "en tiempos de Bilbo, el fuerte carácter albo podía descubrirse aún en las grandes familias, tales como los Tuk y los Señores del País de Los Gamos".
El autor describía a los pelosos, el pueblo nómada, como "morenos de piel, más pequeños y cortos", para resaltar sus diferencias no con los hobbits, sino con otros dos grupos antepasados de este pueblo: los fuertes y los albos. Los pelosos mantenían buena relación con los enanos y desconfían de los humanos, mientras que los fuertes habitan cerca del agua y sí confían en los hombres. Por otro lado, están los albos, que son más altos, delgados y rubios y son los que mejor se llevan con los elfos.