MADRID, 23 Abr. (CulturaOcio) -
Como bien sabrán los fans de Star Wars, el Imperio de la saga tiene una eviente y conocida inspiración en la Alemania Nazi. Y en su glorioso regreso, con el estreno de los tres primeros capítulos de su segunda temporada, Andor ha incicido en estos ecos históricos con una secuencia clave que se inspira en la historia real de la Segunda Guerra Mundial.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
A los 25 minutos del primer episodio de la nueva entrega, titulado Un año después, se celebra una reunión imperial secreta dirigida por Orson Krennic (Ben Mendelson), el director de Investigación de Armas Avanzadas del Imperio Galáctico, en un nevado complejo montañoso. "Los aquí presentes forman desde este mismo momento un círculo totalmente cerrado. Toda vulneración de la seguridad le será notificada personalmente al emperador", avisa Krennic al arranque del encuentro.
El objetivo de este cónclave secreto es planificar junto a un selecto grupo de oficiales de alto rango la ocupación y posible aniquilación del planeta Ghorman, un lugar pacífico y rico por su prolija y lujosa industria textil. El imperio necesita un mineral, la kalkita, que hay en el corazón del planeta, presuntamente para lograr "la independencia energética" por el bien de la economía de la galaxia. Y para conseguirlo no dudará en perpetrar un genocidio masivo, en un acto que recuerda a los crímenes de guerra más atroces de la historia humana.
Tony Gilroy, showrunner de la serie, ha confirmado que la escena está directamente inspirada en la Conferencia de Wannsee de 1942, donde apenas 14 altos cargos nazis orquestaron la Solución Final a la denomianda "cuestión judía", armando el entramado administrativo y militaria para ejecutar el atroz mecanismo de exterminio que llevaría a que mayoría de los judíos de la Europa ocupada por los alemanes fueran deportados a la Polonia ocupada y posteriormente asesinados.
La reunión fue meticulosamente documentada y representó un punto de inflexión en la industrialización del genocidio, donde la burocracia y la deshumanización se convirtieron en armas letales. El creador de la serie de Star Wars, Tony Gilroy subraya que la intención era mostrar cómo decisiones monstruosas, que pueden llevar a la muerte de cientos de miles de personas, pueden tomarse en un ambiente de aparente normalidad administrativa, casi como se trata de una habitual reunión de negocios. Esta banalidad del mal, se plasma en la frialdad y el pragmatismo con que los distintos oficiales imperiales discuten el destino de millones de seres.
COMO SI FUERA UNA COMIDA DE NEGOCIOS
"La primera escena que tiene Krennic es sobre Ghorman, y está basada en la Conferencia de Wannsee, la convención nazi donde planearon la Solución Final, como si fuera un almuerzo de negocios", señala en declaraciones a The Hollywood Reporter. Gilroy subraya que, aunque la ambientación visual de Andor no replica la villa original de Wannsee, sí recoge la atmósfera de secretismo y pragmatismo letal de aquel encuentro histórico.
Así, la localización elegida para la escena, evoca otros símbolos del poder nazi, como el Nido del Águila de Hitler o el castillo de Hohenwerfen, lugares asociados a la élite del Tercer Reich. La atmósfera, la nieve y la arquitectura remiten a la iconografía nazi, reforzando la conexión visual y emocional con la historia real. Además, la presencia de Krennic, un personaje que en Rogue One ya simbolizaba la ambición y la crueldad tecnócrata del Imperio, añade una capa extra macabra e inquietantes reminiscencias históricas a la escena.
La relación entre el Imperio Galáctico y el régimen nazi no es nueva en Star Wars. Desde el inicio de la saga, George Lucas se inspiró en la estética, la jerarquía y la maquinaria de guerra del Tercer Reich para construir la imagen del Imperio. Los uniformes, los desfiles, la denominación de "stormtroopers" y la propia estructura de mando evocan de forma deliberada a la Alemania nazi. En Andor, esta inspiración se hace aún más explícita y adulta, utilizando el trasfondo histórico no solo como referencia visual, sino como motor dramático.
Con este arranque, Andor se reafirma en su segunda temporada como la serie más ambiciosa y valiente del universo Star Wars, dispuesta a explorar las raíces del mal y las consecuencias, políticas, sociales y personales, de la tiranía y la opresión desde varios ángulos y con una crudeza y una madurez inusuales en la franquicia. Al anclar su narrativa en hechos históricos, Andor no solo enriquece su propio universo de Star Wars, sino que también se convierte en un poderoso aviso sobre los peligros de la indiferencia, la obediencia ciega y la banalidad del mal en cualquier época... y en cualquier galaxia.